Un personaje odiado que nunca renegó de su ideología

Erich Priebke nunca demostró arrepentimiento. Jamás renegó de la ideología nazi. Sobre el asesinato de 335 civiles inocentes en las Fosas Ardeatinas apenas decía: "Yo era un simple capitán que cumplió una orden". Y agregaba que tampoco iba a "ponerse de rodillas" aunque fuera un anciano. Sin embargo, las enfermedades y la edad terminaron obligando a este ex oficial alemán a ponerse de rodillas. Dos meses y medio después de su cumpleaños número 100, murió el hombre que tras una larga fuga terminó en Italia siendo uno de los criminales de guerra más odiados.

A pesar de que la Justicia tardó en llegar, los italianos no lo habían olvidado. Casi todos los años el tema volvía a estar sobre el tapete, e incluso había manifestaciones en Roma en contra del criminal nazi. Italia no podía y no quería olvidar la masacre de 1944. Cuando hace algunos años se supo que un juez le había concedido un permiso de trabajo a Priebke, condenado en 1998 a cadena perpetua y bajo arresto domiciliario, una ola de protestas tomó la Ciudad Eterna. Fue entonces cuando otro juez retiró rápidamente la autorización.

Priebke era un anciano bastante vivaz. Ocupó varias veces los titulares en los diarios italianos. Cuando iba al despacho de su abogado se enfrentaba a manifestantes lo insultaban.

En 2005, volvió a escandalizar a la opinión pública cuando por su presunto mal estado de salud obtuvo de un juez de Roma el permiso para irse de vacaciones al lago Maggiore. Cuando la población y los políticos locales expresaron su incomodidad con su presencia regresó a su arresto domiciliario en Roma. Para su cumpleaños 100, se lo pudo ver en un video subido a Internet paseando por Roma acompañado de guardaespaldas y otras personas. Murió el mismo día en que el Papa Francisco advirtió sobre el racismo y el antisemitismo.