El ex titular de la Brigada Operativa de la División Judiciales de la policía rosarina amplió ayer su declaración indagatoria en el marco de una espinosa causa en la cual está imputado por incumplimiento de los deberes de funcionario público por facilitar la fuga de Jefatura de un hombre con pedido de captura por sus vínculos con la banda de Los Monos. La versión que entregó el funcionario policial es diametralmente opuesta a la aportada oprtunamente por el sospechoso (dijo que ese agente lo dejó en libertad tras extorsionarlo con el pedido de una suma de dinero), que cumplió con el procedimiento de detención, y que no estaba a su cargo la defectuosa custodia que le achacan.
Luis Quebertoque, ex responsable de la Brigada Operativa de la División Judiciales de la Unidad Regional II, se presentó ayer en Tribunales y amplió su declaración indagatoria en el marco de la causa judicial que instruye la jueza Alejandra Rodenas por la confusa fuga de Juan Domingo Argentino Ramirez, de 39 años, ocurrida el 15 de enero de 2014. Sobre este hombre pesaba un pedido de captura de otro juzgado, acusado de controlar bunkers de droga del clan de barrio Las Flores, y del crimen de Luciano Cáceres, un pibe de 15 años baleado el 28 de abril de 2013.
Sólo 9 horas.Ramírez había sido apresado en una vivienda de Roma al 600 bis, en Saladillo, e ingresó a la oficina de Judiciales de Jefatura a las 21 del 14 de enero. Pero a las 6.40 del otro día, según las versiones oficiales, logró escapar luego de forzar las esposas que lo tenían amarrado a una escalera y tras pegarle una trompada al sargento Rubén Zapata.
Luego se profugó hasta que el lunes 28 de julio fue recapturado a 17 kilómetros de la ciudad de Goya, en la provincia de Corrientes. Desde el mismo momento en que desapareció, la jueza Rodenas sustanció el expediente penal para esclarecer cómo y en qué circunstancias ocurrió el escape. Al mismo tiempo, y como agravante del confuso procedimiento, la concubina del evadido denunció que había sido extorsionada por personal policial, que le solicitó 200 mil pesos y un auto para facilitar la fuga de su pareja.
Y señaló que fueron los agentes de Judiciales quienes la contactaron por teléfono. Con esos elementos, Rodenas ordenó el arresto de tres policías: Lucas V., Ricardo P. y Matías Germán Almirón, ya procesado por la extorsión, quien en rueda de reconocimiento fue identificado por la mujer como la persona que le había exigido el dinero.
Ese suboficial fue captado en marzo pasado en escuchas telefónica que mantuvo con otro preso en un episodio que el juez federal Carlos Vera Barros consideró un posible plan para atentar contra la vida del juez de Instrucción Juan Carlos Vienna (a cargo de la profusa causa de Los Monos) y el fiscal de Cámaras Guillermo Camporini.
Procesado. Cuando Ramírez declaró ante Rodenas acusado de evasión simple —ayer fue procesado por ese delito— dijo que el propio Quebertoque lo autorizó a irse de Jefatura. Pero que antes le pidió una suma de dinero, e incluso le facilitó un teléfono para que haga la gestión (ver aparte), con lo cual abonó la hipótesis de su pareja.
El relato del evadido es opuesto a lo expresado ayer por el policía, quien no aceptó preguntas de la jueza y simplemente se limitó a dar su versión de los hechos, lo cual impidió al fiscal Esteban Franichevich indagar acerca de las contradicciones que surgen de las declaraciones de los acusados.
Según fuentes vinculadas a la pesquisa, Quebertoque dijo que no era su rol el de custodiar a Ramírez, que su tarea terminó cuando lo dejó en Jefatura, y que estuvo molesto porque su trabajo se había frustrado por la ineficiente custodia que, según dijo, estaba en manos de otros empleados de la Jefatura.
En virtud de las versiones volcadas en el expediente, las contradicciones son palmarias. Mientras que Zapata (sobreseído) dijo que Ramírez le pegó un golpe en el rostro para sortear la custodia, en la declaración del propio evadido no se habla de violencia. Es que según su versión no estaba esposado y se retiró tranquilamente por la puerta principal de la dependencia policial luego de recibir la autorización de boca del propio Quebertoque.