Un inédito y masivo corte de energía eléctrica dejó sin servicio ayer a unas 2 millones de personas en el sur de la provincia de Santa Fe y parte del norte de Buenos Aires, debido a la explosión de un interruptor de la empresa distribuidora Transener ubicado en la zona de Pérez. El gigantesco apagón afectó básicamente a Rosario, pero también a decenas de otras poblaciones y sorprendió a sus habitantes (ver página 4) durante casi dos horas.
El desperfecto, que en principio no produjo víctimas personales, fue en la llamada estación transformadora Rosario Oeste, desde donde se provee del fluido a la Empresa Provincial de la Energía (EPE), firma que deslindó responsabilidades.
El problema fue en la compañía proveedora de electricidad a la empresa pública santafesina y dejó sin alimentación de 132 kilovoltios (kV) a las líneas que conectan con la EPE.
La cuestión produjo que el apagón comenzara a las 19.30 aproximadamente, mientras que la luz volvió cerca de las 21.20.
La salida de servicio afectó el sector comprendido desde Oliveros hacia el sur, incluyendo ciudades como Villa Constitutción, San Lorenzo, Casilda y Firmat hasta Puerto General San Martín.
En total, fueron damnificados unos “400 mil suministros (clientes)”, según dijo anoche a La Capital el gerente de Explotación de la EPE, Lorenzo Blas. El número equivale a decir que involucró a algo menos de dos millones de habitantes sólo en Santa Fe.
En tanto, en el caso de Buenos Aires el problema se produjo por el llamado efecto arrastre. “Una especie de contagio por lo ocurrido en Pérez, que hizo que el sistema no se pudiera sostener”, añadió. No obstante, el área bonaerense se repuso más rápido, en una hora aproximadamente.
Para recuperar el servicio por parte de la compañía eléctrica provincial, se debió esperar que Transener lo autorizara. “Quedamos a la espera de que la mayorista hiciera las primeras reparaciones”, dijo Blas.
En rigor, la acción preliminar fue realizar aislamientos de las otras instalaciones para lo que hubo que verificar primero la inexistencia de efectos colaterales, como voladuras de trozos de metal o roturas de materiales. Es que la explosión incidió directamente en dos barras, es decir conductores de donde salen las líneas de la EPE; en otras palabras el lugar de conexión de esas salidas.
Una vez aislado el problema, las barras fueron repuestas, aunque todavía no fue cambiado el interruptor que explotó.
A partir de ese momento, la energía se fue reponiendo por parte de la EPE según lo demanda el protocolo. En efecto, la tensión se fue se fue estabilizando de a poco.
Si bien Transener informó anoche oficialmente los motivos del desperfecto a través de un comunicado (ver aparte), no dio detalles del motivo del estallido del interruptor.
Qué no pasó. No obstante, Blas descartó algunas cuestiones que pudieron haber ocurrido. “Con seguridad no fue por alta carga ni por cuestiones atmosféricas (por ejemplo un rayo), aunque sí se podría pensar en una falla de materiales”, sostuvo el funcionario.
Precisamente, el enorme apagón, que motivó quejas de todo tipo por parte de los usuarios del servicio eléctrico, significó también un perjuicio para la EPE, aunque la falla haya sido en su distribuidora. “Sufrimos el lucro cesante por la gran cantidad de energía no vendida y, obviamente, la imagen de la empresa siempre resulta afectada”, cerró.