Bogotá. — Un excéntrico matemático y filósofo, que se bajó los pantalones
para mostrar su trasero en un auditorio repleto de estudiantes, que orinó públicamente de un balcón
de una universidad y que contrajo matrimonio bajo la carpa de un circo, busca ser el próximo
presidente de Colombia. Con un discurso en el que se destaca un enfoque pedagógico para cumplir las
leyes y respetar la vida en un país agobiado por un conflicto arnado, Antanas Mockus intentará
derrotar mañana al candidato oficialista del Partido de la U, Juan Manuel Santos, con quien está
técnicamente empatado en las intenciones de voto para los comicios que al parecer tendrán que
dirimir en una segunda vuelta, el 20 de junio. Un lápiz y un girasol son los símbolos de su campaña
por el Partido Verde.
Bogotano de 58 años, Mockus es un filósofo y matemático de la Universidad de
Dijon (Francia) que ingresó a la vida pública a inicios de la década del 90 como rector de la
Universidad Nacional (estatal), cargo en el que ganó fama muy pronto por romper con los moldes
tradicionales.
El bautizo. En cierta ocasión, durante una protesta estudiantil, quiso explicar
a sus alumnos las razones que tuvo para tomar algunas medidas. Los silbidos le impidieron hablar y
entonces el profesor Mockus, que siempre acude a símbolos para reforzar sus argumentos, no encontró
mejor respuesta que darse vuelta, bajarse el pantalón y mostrar el trasero. La imagen recorrió el
país y fue el "bautizo" público de Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Sivickas, para la época un
cuasi anónimo catedrático de origen lituano que ingresó a la política como candidato a alcalde de
Bogotá, cargo que ganó en las elecciones municipales de 1994. Mockus comenzó a diferenciarse de los
políticos tradicionales desde ese momento, pues ganó los comicios por un movimiento cívico sin
invertir dinero en publicidad.
La popularidad que alcanzó como jefe de una de las administraciones municipales
más elogiadas por el reconocimiento general de un manejo pulcro de las finanzas y sus innovadoras
campañas pedagógicas lo llevó a pensar que podía ser jefe de Estado y renunció a la alcaldía en
1997, antes de culminar su período, de cara a los comicios presidenciales de 1998. El Mockus de
ahora no se cansa de pedir perdón a sus seguidores con el argumento de que "un capitán no abandona
el barco antes de tocar puerto". Aquella vez no alcanzó a llegar a las elecciones como candidato
presidencial, pues hizo una alianza para ser fórmula a la vicepresidencia de Noemí Sanín. Sin
embargo, los "mockusianos" no lo castigaron por renunciar al cargo y en 2000 volvió a ganar los
comicios para ser de nuevo alcalde del distrito capital para el período 2001-2004.
Tras culminar con marcado éxito su gestión, fue candidato presidencial en 2006 a
nombre de la Alianza Social Indígena, pero sucumbió en unas votaciones en las que Alvaro Uribe fue
reelegido.
La exhibición del trasero ante centenares de estudiantes sorprendidos fue la
primera acción pública de un personaje lleno de excentricidades y que ahora sufre la fase inicial
de la enfermedad de Parkinson.
Con la M. Los bogotanos, por ejemplo, se acostumbraron a verlo llegar a la alcaldía empuñando
una espada de juguete para combatir a los corruptos. Otras veces acudió con un disfraz parecido al
de Superman, con una “M” de Mockus en el pecho, en medio de campañas educativas para
sacar la basura en los horarios establecidos, ahorrar agua o para cruzar la calle sólo en las
esquinas.
Y qué decir de su matrimonio civil con Adriana Córdoba, una asistente social con la que tiene
cuatro hijos. La ceremonia se llevó a cabo en un circo y en lugar de un auto lleno de flores usó un
elefante como medio de transporte. Hace poco le preguntaron que si repetiría una boda de esas
características y respondió que no, pues ya no sería original.
Lo cierto es que el hijo de los inmigrantes lituanos Alfonsas Mockus y la escultora Nijole
Sivickas parece haber cambiado, pues hace rato no protagoniza polémicas por sus actitudes fuera de
lo común. Tal vez la última vez fue en la campaña de 1998, cuando en un debate arrojó un vaso de
agua al candidato Horacio Serpa para ver cómo reaccionaba ante una ofensa.
Lápiz y girasol. Considerado hasta por sus críticos como un baluarte en materia de ética en la
política, Mockus enfocó su campaña en la lucha contra la corrupción, el fomento de la educación, el
respeto por las leyes y por el derecho a la vida, para lo cual recorrió el país con su lápiz de
profesor y un girasol, el símbolo del independiente Partido Verde. A esa colectividad, que era poco
conocida, llegó por un acuerdo con los ex alcaldes de Bogotá Enrique Peñalosa y Luis Eduardo
Garzón. Posteriormente se unió el ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo, su fórmula a la
vicepresidencia. (Reuters y DPA)