Un empresario y su familia fueron víctimas de un grupo de ladrones en su casa
Cuatro delincuentes armados ingresaron a una propiedad de Fisherton y robaron dinero, joyas y dos armas tras reducir a tres personas. Ocurrió el jueves, a las 7 de la mañana.
9 de abril 2016 · 01:00hs
En un golpe quirúrgico, donde los ladrones expusieron el conocimiento que tenían sobre los detalles más íntimos del lugar, cuatro hombres armados retuvieron por más de 45 minutos a un empresario rosarino de 80 años y a su esposa, de 79, en la señorial residencia en la que viven en la zona más coqueta de Fisherton. Ocurrió el jueves, a las 7 de la mañana, en inmediaciones de Benegas al 7900. Allí los ladrones esperaron la llegada de la empleada doméstica y cuando el empresario desactivó la alarma para que la mujer ingresara ganaron el interior de la imponente vivienda. Nadie los vio entrar y salir. Pero se llevaron un botín en el que sumaron una importante cantidad no declarada de dinero en efectivo, varias alhajas de la señora de la casa y dos pistolas automáticas: una 9 milímetros y una 11.25 registradas a nombre del dueño de la propiedad.
"Nadie te va a hablar porque están muy asustados. Sobre todo la señora", explicó gentilmente una vecina de la cuadra, anticipando una jugada cantada. Es que cuando hechos de esta naturaleza ocurren en zonas donde nadie necesita exponerse para ser escuchado, como sí pasa en los barrios olvidados, el silencio se impone. "No necesitamos hacer declaraciones. Muchas gracias. Estamos bien". Con esas ocho palabras dichas por el portero eléctrico con cámara de videovigilancia, una voz de mujer gentil dio por cerrado el diálogo con la prensa.
"Esta es una zona donde todos los vecinos están muy asustados porque suceden estas cosas. No podés salir a hacer mandados porque te arrebatan los que vienen en moto; y tenés que tener cuidado cuando entrás o salís de tu casa porque se meten adentro y te hacen un desastre. Hay vecinos que se memorizaron las patentes de los autos de la cuadra para saber si hay algún vehículo que no les es familiar", indicó otra vecina de la zona.
Con alarma. Remo tiene 80 años y es propietario de una tradicional firma de venta de materiales de construcción con 25 años de historia en la ciudad y, además, es vicepresidente de una reconocida concesionaria de camiones de una marca alemana. Desde hace varias décadas vive en la zona señorial de Fisherton, a la altura de Eva Perón al 7900. El empresario vive con su esposa, Margarita, de 79 años, en un chalet imponente oculto detrás de rejas perimetrales y rodeado de jardines con tres puntos de ingresos diferentes. Una vivienda cuyos movimientos se pueden observar a simple vista. La residencia cuenta con un sistema de alarma perimetral e interior y por las noches, cuando los integrantes de la familia entran o salen, contratan un servicio de seguridad privada ejercido por personal de Gendarmería Nacional.
Pero todos esos elementos de seguridad fueron en vano. Según se pudo reconstruir, el jueves a las 7 de la mañana cuando llegaba Sandra, la empleada doméstica de la familia, cuatro hombres ganaron el interior de la propiedad. Pero no ingresaron junto con la mujer. Sino que esperaron que la empleada ingresara al predio enrejado, fuera hasta el lavadero, diera la voz de llegada y que desde adentro desconectaran la alarma. En esos segundos los ladrones treparon el cerco perimetral, redujeron a la mujer y esperaron que la puerta se abriera. A partir de ese momento las tres personas quedaron privadas de su libertad.
La recorrida. Que pasó puertas adentro de la casa es un misterio. Una versión indicó que las tres personas fueron separadas en diferentes ambientes. Que la empleada quedó en el lavadero, a Margarita la utilizaron de guía para recorrer las habitaciones y a Remó lo tiraron en el suelo tapado con una manta para que no pudiera observar nada de lo que ocurría. Al final, los ladrones se llevaron una suma importante de dinero en efectivo, todas las alhajas de la señora y dos pistolas (una calibre 9 milímetros y otra 11.25) propiedad de Remo, quien tenía la documentación como legítimo portador. Ningún vecino pudo observar en qué vehículo llegaron los maleantes y cómo se fueron.