A los protagonistas les cuesta hablar sobre si un equipo es candidato o no. Más cuando se llevan disputadas apenas unas pocas fechas. “Ustedes son los que hablan de esas cosas”, fue una de las frases de Coudet. El podrá escudarse en lo que quiera. Y es entendible que desde las entrañas del plantel parta esa postura mesurada. Ocurre que a medida que los resultados transitan el carril triunfal se hace imposible, para todos, obviar que este Central se siente a gusto. Jugando en la forma que lo está haciendo. Ganando seguido, como también lo hace, al menos en el torneo local, en el que hoy gobierna su zona en absoluta soledad. Y para el Chacho, la goleada de ayer sobre Colón en Santa Fe, tal vez haya sido una clara muestra de que con todos los jugadores en plenitud es cosa seria. Un equipo cabeza dura al que supo darle forma desde el vamos y que hoy sigue moldeando, más cuando puede apelar, se insiste, a los mejores intérpretes, como ayer.
Los resultados muy pocas veces llegan solos. Generalmente hay una forma que los envuelve, que los genera y los saca a la luz. Y para el Central versión 2016 se está tornando un ejercicio saludable esto de variar esas formas que conducen a las alegrías. Hay un meneo constante que oscila entre el tesón y la sabiduría, entre la garra y el buen juego, entre la sapiencia y el sentimiento de no querer sacar nunca el pie del acelerador. Se disfruta de igual manera cuando, por ejemplo, se empata un partido como el de River, estando dos goles abajo y haciendo flamear la bandera de la entrega. Se disfruta igual, o en mayor magnitud, cuando se resuelve una historia marcando una de arranque sobre el rival, que fue lo que sucedió en el Brigadier López.
En el medio, ya las conjeturas sobre si es tiempo de empezar a decidir dónde poner las fichas. Si sólo en el torneo local o guardarse algunas para jugar un par de plenos también en la Libertadores, donde con algunas ausencias importantes ya quedó demostrado que le puede costar más de la cuenta. Para los jugadores es el “partido a partido”. Para el Chacho también. “No estamos ante una situación en la que debamos decidir qué hacer”, tiró el DT tras la goleada. De igual forma aparecen sobre la mesa elementos que dan qué pensar. Lo de ayer fue la base titular por escándalo, a la que sólo le faltó José Luis Fernández (lesionado) o Pablo Alvarez. Y con este potencial, Coudet sabe todo lo que su equipo puede dar.
Porque mientras Ruben no estaba, los goles sí estaban. Pero con el goleador del torneo pasado en cancha muchas veces las cosas se resuelven de una manera más sencilla. Era el momento de la vuelta del capitán (según el cuerpo técnico, ya en plenitud física) para meter una pisada de elefante ante un rival que pintaba como competidor directo y el resultado quedó a la vista: dos goles, el cartel de figura y la remembranza de aquel estupendo 2015.
Todo esto es lo que le va dando forma a una ilusión que en el partido a partido coquetea cada vez más con la realidad. A esta altura no parece casualidad. Es como la segunda parte de una película cuyo primer capítulo comenzó a rodarse por febrero de 2015, con un equipo protagonizando un arranque, con 5 triunfos seguidos, que rompía todos los moldes, y ahora con uno casi calcado en cuanto a nombres y que actúa igual (lleva 4 triunfos y un empate, que se tomó como triunfo).
Que la rotación. Que el cansancio. Que el ir por todo mientras se evalúa fecha a fecha (incluyendo la Libertadores). Así es como se analiza de parte del cuerpo técnico para que el equipo busque su propio destino. Y en el mientras tanto, ese equipo da pelea. Golpea y no se deja golpear, aún moviendo piezas. Igual lo de ayer fue una demostración de que, con lo que se cree al menos desde afuera, es lo mejor, la cosa pinta bien. Demasiado bien. El Central completo desde los nombres luce mucho más entero desde lo futbolístico. Con ello, ayer le tiró a Colón la chapa de candidato.