Un caso similar terminó con los agentes condenados

La persecución y crimen de Leonel Mafud, en septiembre de 2014, tuvo muchas similitudes con el homicidio de Gabriel Riquelme, un joven de 20 años asesinado en marzo de ese mismo año tras una injustificada persecución. Por ese hecho, en julio del año pasado tres policías de Villa Gobernador Gálvez fueron condenados a penas de entre 20 y 5 años de prisión al asumir su culpabilidad en el homicidio. Fue tras acreditarse que los policías, que iban de civil y en un auto particular, abrieron fuego a mansalva con un arma reglamentaria contra el vehículo donde la víctima viajaba con cuatro amigos.

   Los uniformados que aceptaron las condenas en un juicio abreviado son Roberto Antonio Pereyra, de 35 años; Nelson Iván Canella, 33 años; y Virginia Itatí Espinosa, de 29 años. A los dos primeros les dieron 20 años y 6 meses de prisión; a la mujer 5 años de pena. Un cuarto policía fue condenado a 3 años de prisión condicional en otro juicio porque su conducta fue distinta a la de sus compañeros.

Copiado. Tal como el caso de Mafud, los fiscales que actuaron en el hecho fueron Adrián Spelta y Miguel Moreno. “Lo que acreditamos es que los policías Pereyra y Canella fueron los que tuvieron mayor responsabilidad. Uno, Canella, manejando el vehículo; y el otro, Pereyra, disparando con el arma del primero. La tercera persona imputada estuvo en el asiento de atrás. Ella se despertó avanzada la persecución y realizó disparos al piso. Se le imputa es incumplimiento de sus deberes y encubrimiento dado que adulteró evidencia para favorecer su situación procesal”, dijo Spelta entonces.

   El trágico episodio se inició a las 5.35 del 3 de marzo de 2014 en Villa G. Gálvez. Los cuatro policías iban en un Fiat Palio gris propiedad de Espinosa vestidos de civil y con las luces apagadas. Canella conducía el vehículo, Pereyra era el acompañante y Espinosa iba en el asiento trasero. Al ver a Riquelme y sus amigos como “sospechosos”, los policías empezaron a seguirlos por la ruta 21 hacia el sur y en Pueblo Esther, a 5 kilómetros de donde se había iniciado el recorrido, los jóvenes pudieron eludir a los agentes.

   A pesar de que el conductor del Celta en el que iba Riquelme se detuvo en la subcomisaría 15ª de Pueblo Esther, esa repartición no intervino y el vehículo con los jóvenes emprendió el regreso hacia Villa Gobernador Gálvez seguido por el Palio de los policías, que logró alcanzarlos tras una mala maniobra. Entonces uno de los agentes “bajó del auto, les dio la voz de alto y la emprendió a tiros. Habrá tirado dos o tres tiros”, dijo un pesquisa.

   A esa altura Riquelme ya estaba muerto aunque sus amigos no lo supieron hasta llegar al Hospital de Emergencias. Los efectivos, en tanto, regresaron a Villa Gobernador Gálvez y dos de ellos se entregaron a sus superiores 24 horas después. Entonces dijeron que a las 5.57 del día del hecho llamaron al 911 para dar cuenta de que perseguían un Chevrolet Corsa sospechoso y no un Celta como en el que viajaban Riquelme y sus amigos.

   En el juicio quedó claro que los disparos salieron del arma reglamentaria de Canello, quien se la pasó a Pereyra para que efectuara el ataque desde la ventanilla, y que no se trató de una situación de enfrentamiento sino de agresión ilegítima y unilateral de los policías.