Davutoglu confirmó luego que otras cuatro personas fueron detenidas ayer, con lo que suman cinco arrestados.
Las autoridades turcas responsabilizan del atentado al Estado Islámico (EI), aunque ningún grupo ha reclamado hasta el momento su autoría.
El primer ministro dijo que el atacante suicida ingresó al país como refugiado y por lo tanto no estaba bajo vigilancia por sospechas de terrorismo. Según Davutoglu, está comprobado que el hombre estaba relacionado con el EI.
La policía había tomado las huellas dactilares del joven sirio de 27 años cuando ingresó como refugiado y por eso pudieron identificarlo como el atacante, indicó la agencia de noticias DHA. El hombre ingresó a Turquía junto a otras cuatro personas, aunque no está claro se si trata de las que fueron detenidas.
Según las autoridades turcas, el hombre cruzó la frontera desde Siria con la bomba que estalló en el turístico barrio de Sultanahmet, donde se concentran varios de los principales monumentos históricos de Estambul como la mezquita Azul y Hagia Sophia.
El diario de propiedad saudí Al Hayat explicó que el joven nació en Arabia Saudí, pero salió del país junto a su familia a los ocho años y tenía nacionalidad siria.
Objetivo. "En base a las investigaciones actuales de momento no hay indicio alguno que apunte a que era un atentado dirigido contra alemanes", explicó el ministro alemán.
Según De Maizière, se trató de "un ataque contra la humanidad", y tanto él como Ala abogaron porque las dos naciones sigan cooperando plenamente. El tema se abordará la próxima semana durante las consultas turco-alemanas que se celebrarán en Berlín.
Turquía, que enfrentó críticas en el pasado por su lenta reacción contra el EI, arrestó la semana anterior al ataque a más de 3.300 personas en operativos contra el grupo extremista, incluyendo a unos 200 seguidores del grupo, explicó Ala.
Las autoridades turcas han responsabilizado al EI de los dos atentados más graves registrados en Turquía el año pasado, a pesar de que el grupo extremista sunita no los ha reivindicado, a diferencia de la mayoría de sus actuaciones.
Tras las críticas que el gobierno turco recibió por su lenta respuesta a la milicia terrorista en su porosa frontera con Siria, Turquía aumentó el año pasado los esfuerzos para hacer frente a EI, que controla amplias partes de territorio en Irak y Siria.
Según el diario turco Hurriyet, semanas antes del ataque los servicios de inteligencia del país habían advertido a las fuerzas de seguridad en dos ocasiones de la posibilidad de un atentado suicida contra extranjeros.
La economía turca depende en gran medida de su sector turístico y ahora preocupan los efectos negativos que pueda tener el atentado, ya que los alemanes suponen uno de los principales grupos que visita el país.
Una relación cargada de contradicciones
Cuando ni siquiera estaba clara la nacionalidad de todas las víctimas del atentado del martes en Estambul, el gobierno turco ya había desvelado el misterio de los responsables del sangriento atentado: el autor era un sirio de la milicia terrorista Estado Islámico (EI), aseguró el primer ministro, Ahmed Davutoglu, sin detallar sin embargo los indicios que llevaban a esa conclusión.
De esta forma, sigue abierta la pregunta de si los extremistas sunitas planearon realmente el atentado.
Llama la atención que el autoproclamado Estado Islámico no lo haya reivindicado aún. Tras el accidente de un avión de pasajeros ruso sobre la península del Sinaí a finales de octubre y los atentados de París de noviembre, los extremistas se atribuyeron públicamente la responsabilidad. Pero esta vez callan, aunque lo habitual en el marco de la estrategia propagandística del grupo sería un escrito reconociendo haber planeado el ataque.
Además, con el atentado del martes el EI se dirige contra un país que fue acusado continuamente de tolerar o incluso apoyar a los extremistas, con la esperanza de que contribuyeran a la caída del régimen sirio.
La sospecha versa que el ex jefe de gobierno y actual presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dejara libertad al EI a cambio de que éste no atacara en Turquía.
Así, al menos desde el asalto del EI a la ciudad siria de Kobane, en la frontera con Turquía, en otoño (boreal) de 2014, el gobierno turco se vio expuesto a la sospecha de que su verdadero enemigo no eran los yihadistas, sino las milicias aliadas con el proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que combatían a los extremistas del EI en el norte de Siria.
Las tropas turcas miraban entonces desde la frontera, de brazos cruzados, cómo los yihadistas amenazaban con entrar a la ciudad.
Y sólo cuando Kobane estaba a punto de caer, Turquía permitió a los combatientes kurdos de Irak, conocidos como peshmerga, pasar por su territorio para acudir en ayuda de los kurdos sirios amenazados.
En ese momento creció dramáticamente la presión a Erdogan para que hiciera más contra el Estado Islámico. Representantes del gobierno estadounidense en el anonimato criticaron entonces en el New York Times: "Así no actúa un aliado de la OTAN mientras a puertas de su frontera estalla un infierno".
Por eso provocó tensión la negativa de Turquía a permitir a Estados Unidos utilizar la base aérea de la OTAN en Incirlik para atacar al EI en Siria y el norte de Irak, algo a lo que sólo accedió el pasado julio.
Giro. Entonces, Turquía llevó a cabo por primera vez ataques contra posiciones del EI en el norte de Siria. Al mismo tiempo, comenzó también a atacar posiciones del PKK en el norte de Irak. Y así se vio expuesta a la acusación de querer erradicar al Partido de los Trabajadores bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo.
Lo que apunta a una posible autoría del atentado por el EI es un cambio en la política turca. Pese a que Ankara ha señalado que entre el terrorismo del PKK y del EI no hay diferencias, también ha aumentado su compromiso contra la milicia terrorista, debido a otros graves atentados cometidos en suelo turco antes del de Estambul.
La frontera entre Turquía y el territorio que controla el EI en Siria ya no es tan permeable como hace algunos meses. Los soldados turcos forman a los peshmerga kurdos en el norte de Irak en la lucha contra los extremistas. Y desde Turquía despegan los aviones de la coalición internacional para atacar posiciones del EI. Desde la semana pasada despegan también desde la base de Incirlik los tornados de reconocimiento del Ejército alemán en su operación contra el EI.
Pero en la noche del martes tras el atentado, a los primeros a los que el Ejército turco dirigió sus ataques aéreos fue al PKK en el norte de Irak.
Jan Kuhlmann/Can Merey - DPA