Los mendigos de la Peatonal tienen turno mañana y tarde. Algunos pocos doble turno. Nadie hace horas extras.
Los mendigos de la Peatonal tienen turno mañana y tarde. Algunos pocos doble turno. Nadie hace horas extras.
Los que abren la puerta en la esquina de Sarmiento y Santa Fe, esquina de El Cairo y del Palacio Fuentes y aquel mítico Sifré de los cumpleaños tradicionales, no son los mismos a la mañana y la tarde. De hecho, el carril exclusivo quitó una fuente de trabajo (por Santa Fe se circula sin detenerse, sin repetir y sin soplarse)
La parada no es la misma en la vereda de Rioja y Sarmiento esquina Ansés. Cotizada a la mañana y un poquitín devaluada al atardecer. Son mendigos abrepuertas que han pactado su parada. En otras zonas, por ejemplo, cerca de la región lúdica de Rosario eso es una sociedad delictiva que, tengo la íntima convicción, tiene relación directa con los caciquejos de la droga, con mecanismos de ascensos, descensos, capataces, antigüedad y castigos, sobre todo eso: premios y castigos. Entre paréntesis: ¡qué sociedad organizada la sociedad delictiva! Todos saben su función, su costo, su beneficio. Pregunta:¿el rigor es bueno o es malo para forjar grupos firmes, determinados, con objetivos claros? Un corte y una quebrada y volvemos con esta milonga.
Cualquiera sabe que en la parada de la Estación de Colectivos el asunto es súper corporativo. Los mendigos están organizados. Copian. Resuelven. No solo hay una "orga" en el "servicio público prestado por privados" (vulgo: taxis; tachos, tacheros) privados que deben cumplir con los puntos que especifica su permiso y/o licencia; como si fuese una licitación municipal los mendigos también tienen horarios, turnos, jerarquías. Se entiende. Un sábado a las dos de la mañana alguien debe cuidar "la parada". Acaso sea un permiso concedido y no lo sabemos. Ignoramos tantas cosas en la vida…
Son codiciadas las paradas frente a los hospitales, los públicos y los privados se suelen jerarquizar por afluencia y poder adquisitivo. Cuando trasladan un hospital no sólo se enojan los kiosqueros y canillitas, los bares y quinieleros. También se quejan los mendigos. Años para cuidar la parada y el Hospital se fue. Cambió el barrio. No quisiera pensar qué pasaría si el Hospital Centenario se lo llevan a otra parte.
Vivir se puede y te dejan. Los mendigos de medio turno lo confirman. También hay turno por mitades para los cartones. La parada de cartoneros frente a La Favorita (diga Falabella) tiene rostros y costumbres a una hora y otra muy distinta al anochecer de una ciudad agitada.
Lo cierto es que hay turno mañana y turno tarde para los que abren las puertas y viven de la limosna. ¿Cuánto gana un limosnero? ¿Qué se lleva a su casa? ¿Dónde y cómo es su casa? Estos, esos aquellos, los de acá, allá y acullá ¿son iguales? Hum.
Mendigos eran los de antes. Distintos vicios sin ninguna duda. Una bolsa de polietileno mal ajustada, que se lleva hasta la nariz a las 18 de un lunes cualquiera. en una esquina del centro, no es el pernod, ni el ferné, ni el vino tinto ni el tetrabrik. Es otra cosa. Antes todo era distinto, hasta la mendicidad. No había doble turno. Eran solos y allí andaban. Paradas de menesterosos es algo que no se podía imaginar mas allá de la Iglesia, de la puerta de la Iglesia, la cara de Arturo de Córdova, del travelling de "Dios se lo pague" y el primer Oscar que perdió el cine nacional. Córdova, Arturo, actor mejicano, su apellido artístico se escribe con "V" corta o labiodental.
Mendigo se escribe con las letras de necesidad y orgullo vencido por eso, por la necesidad. Hemos sido construidos socialmente para pedir trabajo y ganarnos el pan con " el sudor de la frente". Era un imperativo casi teleológico, onda hormiga y/o abejita laboriosa. La fábula de la hormiga y la cigarra bajaba línea. Así veníamos, hoy se duda. Nadie sostendrá que el mandato de una filosofía de la fe en el trabajo se ha traicionado, tampoco que se ha traicionado a Perón, el viejo líder decía: "Conozco una sola clase de hombres, los que trabajan". Viviría rodeado de anónimos el anciano líder, que evidentemente era un atrevido. Agregaba lo siguiente: "Cada hombre debe producir al menos lo que consume". Hay grabaciones testigo. Realmente una utopía. Hoy una broma de otro siglo.
Entalpía, entropía social, plusvalía. Agudas que se vuelven graves, solo palabras. La ciudad califica de diverso modo el día, la noche, las zonas. Las esquinas tienen turno mañana y turno tarde. Vamos, la ciudad es distinta luego del Ángelus. Viniendo desde el río, subiendo por la Catedral, entrando a la peatonal, camino hacia cualquier esquina sospechosa (Prietsley) el turno noche ofrece reparos a todos, aún a los abejorros del Delivery, que se fijan de modo diferente en bocacalles a la mañana, la tarde y la maldita noche.
En el turno noche no hay mendigos, hay ciudades perdidas, fantasmas ciudadanos, desconocidos habitantes de un universo de maravilla, fantasías, pesadillas. Otra cosa. Algún día deberíamos hablar de esas otras cosas. De las deudas sociales sin turno. Otro día.
Por Matías Petisce