La historia de uno, la del barrio, la del país. Por esos tres caminos transita Guillermo Blasco, que en verdad son uno solo. Con el humor como llave que abre todas las puertas, el actor rosarino presenta el unipersonal "Pido gancho", con dirección de Diego Ullúa y dramaturgia de Juan Pablo Giordano. "Hay feos que despiertan pasiones", ironizó Blasco.
—¿"Pido gancho" remite a algún guiño de tu infancia?
—El pido gancho es un juego de la infancia, de la vida... es un lugar común que muchas veces utilizamos para parar la pelota y ver dónde estamos parados. Y en este espectáculo lo que hacemos es justamente eso: contar una historia y pedir un pido gancho para verse, para vernos... ¡y sin anteojos!... que eso es más terrible. Por suerte, el humor hace todo más benigno. ¡A mí me hace verme hasta más bonito! Porque si bien no lo soy, se puede decir que soy muy vistoso, obviamente, previa decoración (risas). El pido gancho es un juego que deberíamos jugarlo más seguido, al menos para vivir un poco más relajados.
—¿Por dónde pasará el hilo conductor de tu espectáculo?
—Por contar, desde tres lugares diferentes, lo transcurrido en estos últimos 50 años. Tres personajes, tres lecturas, tres vivencias, pero una sola historia en común. Yo presto mi historia personal, y así se entrelaza con la historia del país, del mundo, lo vivido hasta aquí. Cuántas veces uno ve a alguien y lo juzga, bien o mal, por lo que ve en ese instante, pero para que esa persona llegue a ser lo que vemos, ¡mamita! cuánta agua pasó bajo el puente. Y el humor es el condimento indispensable para llegar a este paradigma, con una gran cuota de irreverencia, desparpajo y la complicidad del público, gran actor de este espectáculo.
—Hace años que hiciste "Humor telefónico" en Canal 5 y todavía te recuerdan, ¿por qué se da ese fenómeno en la tele?
—Por bonito, seguro que no. ¿Por seductor? ¿Te parece? Digo, hay feos que despiertan pasiones, ¿o no? Belmondo, Benigni, Blasco, todos con B. Creo que se dieron muchísimos factores: los chistes todavía no estaban de moda; era un segmento que salía unos segundos antes de Susana Giménez y sus sorteos millonarios; los premios que dábamos mensualmente y, por sobre todo, las ganas de participar del público. Y, modestia aparte, se había logrado una empatía con el televidente muy fuerte. Realmente fue un suceso maravilloso que a mí me marcó un antes y un después en la vida, y más en la vida actoral. Sólo por eso pido gancho y doy gracias a todo lo vivido.