Torrente metió un delantero más en el complemento pero no encontró el camino al gol

Si hay algo que no se le podrá reprochar a Torrente es que tuvo intención de buscar el partido, incluso cuando la puesta en escena dentro del campo de juego le brindaba poco acompañamiento a sus determinaciones. Lucho estaba convencido de que el equipo necesitaba un empujón y la dirección que marcó con nitidez fue la del arco contrario. Así se entienden los ingresos del paraguayo Aquino por un descolorido Figueroa, el de Pablo Pérez por Bernardi y también el de Camacho por Sperduti. Pero la realidad marca que a esta versión de Newell’s le cuesta mucho convertir y que deberá seguir trabajando duro para revertir esa situación.

Con Newell’s atado en la cancha y con escasos recursos en la generación de juego, el primer cambio apuntó a la entrada de Aquino para ubicarlo como faro de área con la idea de aprovechar algún pelotazo o algún desborde de los livianitos. Con el punta guaraní, el conjunto rojinegro cambió de dibujo táctico y quedó parado con tres delanteros bien definidos (3-4-3). Pero curiosamente, aún con ese dispositivo le costó generar ocasiones claras de riesgo para el rival.

Sólo hubo una, a los 23’, tras un centro de Cristian Díaz desde la banda derecha que Sperduti no pudo conectar correctamente y salió desviado. Después poco y nada para acercarse con fundamentos confiables al triunfo.

Queda claro que Newell’s tuvo menos la pelota y la sociedad entre Figueroa-Bernardi, que tan buen réditos brindó en el segundo tiempo contra Argentinos, estuvo lejos de arrancar en la noche del Coloso. Sin ese eslabón de inicio y asociación es demasiado poco lo que pueden aportar los delanteros, ya sean dos o tres, por adentro o por afuera.

En el presente Apertura sólo el Gordo Sperduti pudo sacudir la red adversaria. Y Newell’s necesita de un compromiso colectivo más importante para no sufrir la anemia del torneo anterior.
Si el equipo no mete goles, los puntos se escaparán con mayor facilidad y los problemas de no tan viejos tiempos pueden volver a merodear.

¿Y los volanes?

La cuestión del gol no es sólo atribuible a los delanteros. Hace 9 partidos (Bebu Velázquez, 1-3 con G. Cruz, 6/5/11) que un volante leproso no marca.