El progresivo andar no se detuvo. Pero esta vez Tiro Federal careció del vértigo
de los que transitan acompañados por la complicidad de la racha positiva para agregarle un nuevo
eslabón a la cadena de triunfos. Si bien Los Andes le puso en determinado momento un palo en la
rueda, el Tigre se reacomodó por méritos propios y terminó aferrándose a un empate (1 a 1) en el
cierre de campaña de la primera parte que ofrece la B Nacional.
La jornada pintaba color esperanza para el tirolense. Había
patentado sin empacho el juego a su favor. El Tigre asomó de su cueva con ímpetu para dañar al
rival. Tan es así que le mostró su furia a poco de salir a la caza de los tres puntos. Aunque el
arquero Cáceres se encargó de contener y llevar tranquilidad a todo Lomas de Zamora al capturar los
exigentes remates de Pablo Bezombe y de Daniel Chaves.
Si Tiro no desentonaba era porque los bloques estaban bien
alineados y no había focos de insurgencia a la vista. En materia de contención, el Oso Menicocci y
Eduardo Vilce regaban con sudor cada pelota. Pero a los más habilidosos (Bezombe y Juan Casado) les
estaba faltando unir sus hojas de ruta para conducir al Bicho Rossi rumbo al arco rival con
claridad.
La casa estaba en orden. Pero le faltaba lo más sagrado y
puro que tiene este contaminado planeta fútbol: el gol. Aunque el grito llegó en la etapa
complementaria. Y el que lo pegó fue el dueño de casa, quien exhibió otra actitud y por eso Matías
Maidana capitalizó una buena acción particular cuando apenas se había consumido el cuarto de
hora.
Parecía que se venía la noche. El Tigre no reaccionaba.
Encima Los Andes, empujado por la exigencia de la semipoblada tribuna, no aflojaba. A Tiro le
costaba hacer pie porque la bocha era posesión exclusiva del mezquino dueño de casa. Los recién
ingresados Lucas Sparapani y Gustavo Macarone, sumados al goleador Rossi, trataban de incomodar a
los defensores locales, quienes por momentos transmitían la sensación de que estaban envueltos por
la inseguridad. Más allá de las ganas, Los Andes y toda su gente comenzaron a gastar a cuenta y el
festejo con bengalas incluidas era el común denominador.
Pero en una de las últimas acciones que ofrecía el luchado encuentro, Rossi
apareció para sellar su certificado de goleador (tiene diez conquistas) y rescatar así un punto que
estaba prácticamente perdido. El tiempo dirá si este empate sirve. El tiempo será el juez de
sentenciar la sorpresiva parsimonia tirolense que mostró en el segundo tiempo. Más allá de todas
las conjeturas, el torneo hizo un paréntesis hasta febrero y dejó a los Tigres con una imagen
ambiciosa y, lo que no es poco, extendiendo a seis los partidos sin conocer la derrota.