Medio siglo después de su primera boda, Tina Turner celebró ayer su segundo matrimonio, en esta ocasión con el representante de músicos alemán Erwin Bach. A la fiesta del año en Suiza, celebrada bajo estrictas medidas de seguridad en la mansión de la pareja junto al lago de Zúrich, asistió la presentadora estadounidense Oprah Winfrey, y según medios locales, también cantantes como David Bowie y Eros Ramazzotti, así como el modisto Giorgio Armani.
La boda de la "reina del rock 'n' roll", de 73 años, con Bach, de 57, supone un "final feliz" para la vida privada de la artista. Hace 51 años, Turner —cuyo nombre real es Anna Mae Bullock— se casó con el músico Ike Turner. Al principio eran la pareja ideal del mundo del rock, pero Ike cayó en el mundo de las drogas y daba palizas brutales a su esposa. Hasta que en 1978 se separaron.
Turner, que en abril asumió la nacionalidad suiza, comparte su vida con Bach desde hace 25 años. La pareja vive desde hace 16 en el Chateau Algonquin, en Küsnacht, junto al idílico lago de Zúrich. Y allí convocó la pareja a sus famosos invitados para celebrar su enlace, que ya selló en secreto por civil hace algunas semanas.
Oprah Winfrey agradeció con su asistencia los temas que Turner cantó en su honor en su 50º cumpleaños, y aseguró que sería una "fiesta inolvidable" a los reporteros del diario "Sonntags-Blick", con los que se encontró mientras corría junto al lujoso hotel Dolder de Zúrich.
Según la prensa, a los invitados se les pidió que acudieran vestidos de blanco, de acuerdo a la costumbre budista. Esta también incluye una bendición de agua (Lot Naam), en la que cada invitado vierte agua sobre las manos de la pareja. Turner, que desde los años 70 profesa el budismo, celebró su segunda boda rodeada por 70.000 rosas rojas y amarillas llegadas de Holanda.
Para resguardar a los famosos invitados de la mirada de los curiosos, a lo largo de la orilla del lago se levantó una gran pantalla. Además, la policía del cantón de Zúrich acordonó la zona que rodea el embarcadero en el que se celebró la fiesta, a petición de las autoridades locales.
El motivo, según una portavoz de la policía, era evitar que la presencia de un elevado número de curiosos provocara accidentes de barco. Al parecer, muchos paparazzi habían alquilado barco-taxis y otro tipo de embarcaciones para intentar fotografiar desde el lago a los asistentes a la boda, a los que era imposible ver desde la ruta, que también fue cortada para la ocasión.