La decisión de un jurado de no procesar a un policía blanco por la muerte de un hombre negro reavivó las tensiones raciales en Nueva York, donde el alcalde volvió a llamar a la calma ayer antes de una nueva marcha tras una noche de protestas que dejaron 83 detenidos. Numerosas personas salieron a manifestar el miércoles, la mayoría de manera pacífica, en la zona de Times Square y el Rockefeller Center y en los barrios de Harlem y Staten Island, el lugar donde murió Eric Garner, de 43 años, durante un operativo policial el 17 de julio. Hubo manifestaciones en varias ciudades. Sólo en Nueva York, unas 83 personas fueron detenidas por protestar por la exoneración del policía, dada a conocer diez días después de una decisión similar de un jurado en Ferguson (Missouri) que provocó manifestaciones en todo el país.
El alcalde Bill de Blasio volvió a lanzar ayer un llamamiento a la calma, reafirmando el derecho a manifestarse, pero señalando que la violencia y el desorden son erróneos y contraproductivos. "La frustración es comprensible. Tenemos siglos de racismo detrás nuestro. Pero trabajando juntos, podemos alejarnos de esa historia y hacer un cambio profundo y duradero en la cultura de la policía y acercarla a la comunidad", dijo De Blasio en una carta abierta a los neoyorquinos.
El alcalde, que asumió en enero pasado con la promesa de mejorar el trato de los afroestadounidenses y los latinos, aseguró que la ciudad "ha comenzado a hacer progresos", por ejemplo "reduciendo de manera drástica el uso excesivo y abuso" de la práctica policial de controles espontáneos en las calles. De Blasio, casado con una mujer negra y padre de dos hijos mestizos, justificó incluso el uso de la frase "la vida de un negro importa", adoptada por los activistas y manifestantes desde la muerte de Michael Brown, el joven desarmado abatido por un policía en Ferguson en agosto pasado.
Padre de tres hijos, sospechoso de vender cigarrillos ilegalmente, Eric Garner fue sometido por la fuerza tras intentar resistirse al arresto por varios oficiales blancos, uno de los cuales, identificado como Daniel Pantaleo, lo tomó por el cuello, una práctica prohibida en Nueva York. La actuación de Pantaleo fue captada por el celular de un aficionado. En el video, Garner se queja en varias ocasiones de no poder respirar. Obeso y asmático, perdió luego el conocimiento y fue declarado muerto en el hospital. Su deceso fue calificado como homicidio por la oficina forense. "Estamos viendo demasiadas instancias en las que la gente no tiene confianza en estar siendo tratada de manera justa", reaccionó rápidamente el presidente Barack Obama tras la decisión del gran jurado. "No pararemos hasta ver un fortalecimiento de la confianza y la responsabilidad que existe entre nuestras comunidades y nuestra policía", añadió.
Las llaves de estrangulamiento están prohibidas bajo las normas de la policía de Nueva York, pero el sindicato de la fuerza municipal, la Patrolmen's Benevolent Association, dijo que los oficiales involucrados en el incidente actuaron de acuerdo a la ley para contener a Garner que se negaba al arresto.
El secretario de Justicia, Eric Holder, anunció la apertura de una investigación federal por una posible violación de los derechos de Garner, cuya madre no ocultó su malestar tras la decisión del gran jurado. "¿Cómo vamos a confiar en nuestro sistema judicial cuando nos decepcionan en este momento?", dijo Gwenn Carr en una rueda de prensa junto a activistas en Harlmen, tradicional bastión de la comunidad negra de Nueva York.
El jurado, compuesto por 23 estadounidenses residentes en Nueva York, "halló que no había causa razonable para votar un procesamiento", según el fiscal de Staten Island, Daniel Donovan. El policía Pantaleo, de 29 años, dijo que "nunca tuvo la intención de lastimar" a Garner y pidió a la familia aceptar sus "condolencias personales". Pero la esposa de Garner las rechazó señalando que el agente "tendría que tener remordimiento por no haber escuchado los gritos de mi marido que pedía lo dejaran respirar".
La decisión de exonerar a Pantaleo se dio a conocer horas después de que De Blasio anunciase que unos 60 agentes de Nueva York comenzarán a llevar desde este fin de semana una minicámara en su uniforme, un ensayo que busca hacer más transparente el accionar de la fuerza, la más grande del país con 35.000 efectivos.