Hay momentos íconos en la vida. El que el tenis argentino vivió ayer en Tigre es uno de ellos. El talento de Roger Federer, el mejor tenista de todos los tiempos, paseó por Buenos Aires. Con una previa que lo encontró distendido, suelto, accesible. Que siguió con complicidades con el público en pleno partido, con un Juan Martín Del Potro como un rival también de lujo. Aquellos 20 mil espectadores que tuvieron la chance de verlo en persona empuñar la raqueta y pegar (con el drive, de revés, con slice, con top o como sea) nunca lo olvidarán. Los que tuvieron que conformarse con seguirlo por TV, tampoco. La nota negra fue la demora que sufrió el inicio del partido y que caldeó un poco los ánimos (ver aparte), pero no más que eso.
Con atuendo oscuro, al mejor estilo US Open. Así se presentó el suizo, quien se consagró siete veces en Wimbledon (2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2009 y 2012), cuatro en Australia (2004, 2006, 2007 y 2010) y cinco ocasiones en Estados Unidos (2004, 2005, 2006, 2007 y 2008) —la racha ganadora se la cortó nada más ni nada menos que su rival de anoche— para mostrar sólo una parte de su extenso, pulido y amplísimo repertorio.
El talento y la categoría del número uno de todos los tiempos (hoy segundo en el ranking) hizo que todo transcurriera de acuerdo a las expectativas. En medio de los flashes, los gritos ocurrentes de las tribunas que en más de una ocasión le sacaron una sonrisa al helvético y todos los condimentos habidos y por haber fueron meros ingredientes en medio de una noche con miles de fans y hasta un número importante de integrantes no sólo del deporte, sino también de la farándula.
¿Cómo explicar lo que generó Federer anoche en Tigre? Sencillo. Cuando Del Potro ingresó al rectángulo de juego el estadio explotó con un "Delpo, Delpo..." estruendoso. Tan o más estruendoso que los silbidos que muchos de los que ayer estuvieron en el estadio le propinaron al tandilense la última vez que se paseó por una cancha en la Argentina, que fue en el quinto punto en la serie entre el equipo de Martín Jaite y República Checa, por la semifinal de la Copa Davis. Pero él no era el hombre a seguir de cerca. Era el otro.
Ese otro se llevará una verdadera fortuna de su gira por Latinoamérica (antes pasó por Brasil), pero que con un par de horas de juego cumplió con su parte. Algo así como un regalo anticipado para las fiestas que se avecinan.
Ah, el partido duró una hora y 39 minutos y fue triunfo de Juan Martín Del Potro, que se impuso por un apretado 3/6, 6/3 y 6/4. Aunque a nadie le importe el resultado, sólo ver en acción a Federer.