A veces los sueños se cumplen. Y si no que lo diga Natalia Dal Molin. La actriz rosarina, que había actuado con Federico Luppi y Pablo Echarri en "Cuestión de principios", fue elegida por Pol-ka para interpretar un personaje muy especial en "Sos mi hombre", de El Trece. Pero su sueño va más allá: muy pronto se estrenará la película venezolana "Casarme antes de los 30", en la que también despuntó el vicio de la actuación, y el 26 de enero viaja a San Pablo, Brasil, para participar en otro largometraje. "Poner el cuerpo y el corazón es clave para la carrera de un actor", dijo la actriz que debutó el jueves en la tira protagonizada por Celeste Cid y Luciano Castro, que actualmente es el segundo programa más visto de la televisión argentina.
—¿Es un sueño cumplido esto de jugar en las grandes ligas?
—Sí, al principio es un poco complicado y difícil, instalarse en esta ciudad (Buenos Aires) no es fácil, pero cuando ves los resultados y probás que el camino que estás haciendo es supuestamente el correcto te sentís bien.
—¿Cómo se dio lo de "Sos mi hombre"?
— Esto es así, cuando vi la oportunidad la aproveché. En octubre gané un concurso en una página llamada mimonologo.com, motorizada por Pedro y Facundo Rosón, que son representantes de muchos grandes actores, entre ellos Ricardo Darín. Consistía en subir un monólogo, que luego mirarían los directores de Pol-ka y el premio era participar en cinco capítulos de "Sos mi hombre". Fui pasando etapas y al final gané. Fue un orgullo total .
—¿Contame cómo es tu personaje?
—Se llama Norita, es la asesora de imagen de la campaña política de Camila Garay, que es el personaje que compone Celeste Cid. Camila está por presentarse a candidata a diputada, y un día aparece en su casa Norita, que va mucho al frente, es muy arrolladora y le dice todo en la cara.
—Por lo que se vio en tu debut en el capítulo del jueves habrá varios cruces fuertes con Camila.
—Sí, porque Norita se encarga de decirle que se viste mal, que es una nena de papá, que está haciendo papelones, que tiene que vestirse como una diputada y no como una nena de barrio privado, y a la vez que no sea tan políticamente correcta. Y Camila Garay hace todo lo contrario, porque ella hace lo que le parece, se divorcia, hace denuncias. Mi papel es chocante y divertido, porque me pongo en contra de la figura de la tira.
—Además es mucho más importante que decir "la mesa está servida", frase con la que arrancan muchos en la tele.
—(Risas) Tal cual, cuando me enteré que iba a participar en "Sos mi hombre", dije, bueno, pero yo no sé boxear ni sé nada de bomberos, que son dos cuestiones clave en la tira, entonces me hice un curso de primeros auxilios, por si me tocaba participar en el cuerpo de bomberos; y me fui a entrenar con un boxeador que está en Pellegrini y Alem. Le dije "entrename una semana porque soy actriz y no sé nada de este tema". El me dijo que me iba a costar, pero al final lo pude hacer bastante bien.
—Por lo que decís sos de ponerle el cuerpo a los papeles que te tocan, porque en "El elegido" te tocó hacer de lesbiana, y no es tan sencillo.
—Sí, soy de ponerle el cuerpo y el corazón, es clave para la carrera de un actor, y lo bueno es que tuve personajes variados. En la película "Cuestión de principios", de Rodrigo Grande, era una secretaria más seria; en "El elegido" era una lesbiana, con ropa más holgada y no era tan sexy como Mónica Antonópulos o Paula Kohen; y ahora me toca esta asesora, que el director Sebastián Pivotto me dijo "esta chica habla rápido, no respira y no deja hablar al otro".
—¿Cuando llega a Buenos Aires una actriz de Rosario la toman como la chica del interior o se le da un respeto profesional?
—No, mucho respeto, y eso habla bien del talento de los rosarinos. Es admirable cómo se respeta acá al actor y a los artistas rosarinos, es una buena carta de presentación ser de acá, sólo espero estar a la altura de los otros rosarinos. Hablé mucho con el Puma (Goity) y cuando le conté lo de las películas en Venezuela y Brasil me dijo: "Vas por el buen camino, quedate tranquila que todo llega".