El paro de 24 horas concretado ayer por empresarios y trabajadores de estaciones de servicio
alcanzó en Rosario su máximo nivel de adhesión, según graficaron los convocantes. Pero la protesta
también generó malestar entre los automovilistas, que hasta la medianoche del jueves hicieron
largas colas para cargar combustible, y los taxistas, cuya ausencia de las calles de la ciudad fue
notoria.
Si bien la huelga concluyó a la 0 hora de hoy, el conflicto podría
profundizarse la semana próxima con un paro por 48 horas de no surgir una respuesta positiva del
gobierno nacional.
“Se abrió un compás de espera. Nos volveremos a reunir el jueves
en el marco de la multisectorial y definiremos los pasos a seguir”, aseguró a La Capital el
secretario general del Sindicato de Estaciones de Servicios de Santa Fe, Ismael Marcón.
Para el gremialista, el acatamiento al paro fue contundente.
“Hablamos del ciento por ciento en Rosario, mientras que en el resto de la provincia llegó al
98%”, destacó.
La medida de fuerza, a las puertas de un fin de semana largo, se
desarrolló con normalidad, excepto por un incidente entre sindicalistas, empleados y clientes en
una playa del barrio porteño de Colegiales (ver aparte). En Rosario, garajistas recorrieron las
estaciones para garantizar el cumplimiento del paro.
A la huelga adhirieron más de 2.000 estaciones en todo el país. El
reclamo de los titulares de comercios independientes de las petroleras integradas apuntó a una
mayor rentabilidad (vía precios o reducción de impuestos a los combustibles), mientras que los
empleados demandaron una recomposición salarial y la defensa de las fuentes de trabajo.
Sobre el mediodía, YPF habilitó las 200 estaciones de bandera que posee
en la Argentina, entre ellas la ubicada en 3 de Febrero y bulevar Oroño, luego cerrada por la
presencia de manifestantes.
A partir de las 14, la ausencia de taxis se hizo sentir en toda la
ciudad. Varios choferes habían apagado motores por no poder cargar gas natural comprimido (GNC).
Mario Cesca, de la Asociación de Titulares de Taxis Independientes
(Atti), lamentó la nula respuesta a su pedido de una carga de emergencia.
José Tornambé, de la Cámara de Titulares de Licencias (Catiltar), evaluó
que el paro afectó a “por lo menos a un turno” del servicio.
A bordo de su unidad, admitió la presencia de “pocos coches y
mucho trabajo” y, ya de noche, no descartó que el 25 por ciento de la flota estuviese
inactiva.
Las paradas, en tanto, lucieron abarrotadas de usuarios
insatisfechos.