Sueños compartidos

Cuántas veces habrá soñado Banega esta tarde. Cuántas veces habrá imaginado cada panel de escenografía de su anhelado regreso. Cuántas veces habrá fabricado sueños despierto, entre recurrentes ironías y reclamos de sangre. Seguramente, ninguna de esas imágenes se podrá comparar a lo que vivirá cuando pise, cerca de las 18, el campo de juego del Coloso. Allí, la realidad aplastará las postales con la voracidad de un estadio colmado que le agradecerá el gesto de escuchar a su corazón para recalar en el Parque.

   Será una jornada muy particular, con muchos condimentos especiales. Es que Ever se dará el gusto de defender profesionalmente por primera vez la camiseta de sus amores, y ese anhelo efervescente se le cumplirá justo frente a Boca, el equipo en el que debutó en primera división, en 2007, de la mano de Miguel Angel Russo.

   Será un trance subyugante, que permitirá una gran descarga de adrenalina, con la complicidad de un tributo que bajará de las cuatro tribunas. Será un acto que fundamentalmente acercará al jugador a su terruño y a sus seres más queridos.

   Desde lo futbolístico, el aporte que significa Banega puede llegar a ser determinante. Llegó en un momento justo y provocó un cimbronazo en la ciudad, y en todo el fútbol argentino, que lo catalogó como el refuerzo más importante de este receso. No hay dudas de que proporciona un palpable envión anímico que forja su chapa de jugador de selección.

   Colocando la lupa más a fondo, desde su técnica, la picardía de sus 25 años, y su capacidad para insertarse en el circuito de elaboración de juego, puede transformarse en un elemento de liberación, de descarga, en una inyección de ímpetu para la ofensiva de un equipo que no resigna nunca su ambición de mirar siempre el arco adversario.

   Si teje buenos niveles de complicidades con Bernardi y Maxi Rodríguez, el conjunto rojinegro tiene asegurado un importante caudal de juego. En ese sentido, si se forman rápidamente nuevas pequeñas sociedades, habrá más vuelo e inspiración.

   Cuántas veces habrá soñado Banega esta tarde... Tantas como las soñó Newell’s...