En pleno éxito de la tira "Los únicos", Mariano Martínez se hizo tiempo para rodar "Güelcom", con Eugenia Tobal, su compañera de elenco en la tira como coprotagonista. El filme, que se estrena hoy en Rosario, es una comedia romántica sobre los sobresaltos y las segundas oportunidades que la vida le da a los personajes luego de una separación forzada de varios años. El intérprete contó que "cuida" el lugar que ocupa hoy tanto como el efecto que produce la fama, y también adelantó sus planes como productor y el próximo filme que comenzará a rodar en febrero.
-¿Cómo te llegó la propuesta de "Güelcom"?
-Primero a través de Eugenia Tobal. Habíamos hecho juntos "Valientes" aunque ya nos conocíamos de antes. Después de eso, surgió que había terminado la gira de "Valientes" y Juan Gil Navarro que iba a protagonizar "Güelcom" no pudo hacerlo por un problema de fechas. Me ofreció esta posibilidad e hizo el contacto con el productor y el director, Yago Blanco. Faltaba un mes y medio para empezar el rodaje. Tanto Yago como el guionista Diego Núñez tenían muy claro el guión porque tiene algo como de sus vidas. Lo único que hice fue entregarme a sus manos para interpretar a Leo.
-El personaje de Eugenia Tobal parte a Europa para probar suerte después del 2001. ¿Hoy cambió esa situación?
-Eso fue un momento especial. Alguno se irá porque tiene ganas o necesidad de conocer otra cultura y está bueno. Lo otro era una desesperación. Era pensar que se hunde todo y ver si se podía sobrevivir porque acá se había ido todo al diablo. Eran como manotazos de ahogado. Igual la película no trata el tema desde ese lugar que fue muy triste, esto tiene otro espíritu.
-Estás haciendo una de las tiras más exitosas de la televisión como es "Los únicos". ¿Es la misma responsabilidad hacer cine que televisión?
-En los dos trabajos el desafío es conquistar al público y que el trabajo les llegue, que se lo crean, que les guste y los entretenga. Es así en todos los terrenos, incluido el teatro. El desafío a cumplir es satisfacer al público. Realmente es casi lo único que me interesa.
-¿Creés que el cine argentino recuperó o ganó terreno en los últimos años?
-Ojalá. No se si es una realidad o una expresión de deseo. Pero puede ser que de la mano de Ricardo Darín y de algunos actores muy buenos, y de la mano de Campanella, el cine argentino empezó a tomar otro peso, que le dieron otra entidad al cine argentino y eso es bueno para todos.
-¿Se puede comparar el éxito de "Los únicos" con "Valientes"?
-"Valientes" fue terrible. Esto es algo diferente. "Valientes" tenía un público muy amplio desde nenes hasta personas de 80 años. "Los únicos" tiene un público desde chicos chiquitos hasta veinteañeros. Se trata de juntar y ganar más público. Para mí es ese target. Que nos vaya bien, que a la gente le guste y hacer algo diferente es el objetivo y cada día que pasa lo vamos logrando.
-¿Qué determina el rating de la tira?
-Es algo que tiene comedia, delirio, amor, acción, y efectos especiales, que en una tira diaria es algo muy complicado de hacer. Hay capítulos que demuestran son coas que se pueden hacer y se cumple con honores. Son efectos que se hacen en muy poco tiempo. Andrés Gonán, que es quien se encarga de eso, es un genio. La gente no sabe que eso cuesta mucho dinero y mucho tiempo y hacerlo en tan poco tiempo es único. Estoy orgulloso de ser parte de este equipo.
—¿Cómo es tu relación con la fama?
—Yo soy un tipo agradecido y me siento un privilegiado porque me pasa esto en la mayoría de los programas que hago. Así que siempre trato de cuidar lo que tengo. Trato de cuidar a la gente que se acerca, te pide un saludo, un abrazo, un autógrafo. Es que vos te metés en su casa y eso no se me pasa por alto. Al contrario. Más allá de que tenga mis mambos y mis cosas en la cabeza trato de ser consciente de que eso es un tesoro que no quiero perder.
—Ya no sos el galancito...
—No sé... galancito y galán... De un tiempo a estar parte disfruto mi vida en general. Mi trabajo, mi familia. Disfruto. Trato de no permitirme esos momentos de quejas que son en vano y que son injustos porque me parece que no tengo nada de qué quejarme. Pasa que a veces la cabeza, el estrés, la vorágine no te deja, pero intento ser consciente de que tengo una gran vida; la disfruto y la agradezco, y la vivo con felicidad minuto a minuto.
—¿Con la edad cambió el tipo de personaje que te ofrecen?
—Este cambio lo voy eligiendo. Más allá de lo que me ofrecen, por ahora tengo un abanico de propuestas que me permiten poder elegir y todo lo que me está pasando también es una cuestión de elecciones.
—¿Se te está valorando más, de una forma que excede el encasillamiento que suele producir la televisión?
—De parte de la gente siempre sentí que no hubo grises. Hay gente que le gusta mucho mi trabajo y a otra que no le gusta nada. Y con los periodistas creo que también pasa lo mismo, que es blanco o negro. Pero yo sigo trabajando, teniendo oportunidades y trabajo. Sigo esforzándome por crecer y sigo mi camino. Trato de hacer lo mejor posible con profesionalismo y compromiso.
—¿Hacés una diferenciación entre distintos estilos de televisión?
—La verdad que no. No soy de los que diferencian entre ficción de culto y ficción chatarra. Valoro todo por igual, el esfuerzo es muy grande. Algo me gusta más o menos. Igual creo que hay muy buena ficción en televisión, muy buena técnica, actores, producciones. Lo demás hay en todo el mundo y también está bueno. Es divertido a veces ver otras cosas, pero sin pasarse del límite. Hay veces que digo, sí, hasta dónde llega esto. Pero es parte de lo que la sociedad y el mundo consume, lo que no quiere decir que me guste.