A Lucas Matthysse un solo y preciso gancho al hígado le bastó para noquear al hasta entonces invicto mexicano Roberto Ortiz, para ratificar su seriedad y jerarquía, y para desafiar públicamente al estadounidense Danny García, a quien trató de "gallina", por el título ecuménico, e inclusive sin el cinturón en juego si eso fuera necesario para que se anime a combatir.
Claro que una vez que escuchó el reto público y televisivo de Matthysse, Danny García no quiso quedar expuesto y a través de su cuenta de Twitter respondió que habrá revancha. Ahora sólo resta aguardar si esta aceptación se formaliza o queda sólo en la red social.
En la velada que se realizó en el US Bank Arena de Cincinnati, Ohio, Matthysse (63,050 kilos) al poner de rodillas por toda la cuenta en el segundo round al cuerpo y al espíritu del azteca Ortiz (63,200) obtuvo un cinturón que le queda chico, el plata superligero CMB, dado que tiene puños, corazón y profesionalidad de campeón ecuménico, y es por eso que clama por el desquite ante García, Adrien Broner o cualquiera "de los mejores", dijo el hombre que sigue eligiendo Junín como su lugar en el mundo.
Matthysse, segundo en el ránking del Consejo y quien venía de noquear en California el 26 de abril último al estadounidense John Molina en el undécimo capítulo, era consciente de que precisaba en esta cita de Cincinnati una certificación más de su implacable contundencia para acceder a una nueva chance mundialista y todo se simplificó pronto.
Ocurrió que el argentino introdujo su zurda en la zona hepática de Ortiz, la cara del mexicano se desfiguró por el dolor acusado, se dobló, despidió su protector bucal y escuchó la cuenta clara que ante sus ojos completó el árbitro local Benyi Esteves Jr.
La exigencia que disparó luego el ex campeón mundial interino superligero CMB desde el cuadrilátero cuando era entrevistado tras consumar la que fue su trigésima sexta victoria como profesional, y la trigésimo cuarta lograda en forma expeditiva, de ninguna manera se limita a sustentarse en la imagen de ese oriundo de Torreón doblegado, abatido y resignado, ya que el aval es mucho más elocuente, puesto que la campaña del chubutense no es la de un pugilista que tuvo adversarios minuciosamente escogidos.
Ni los oponentes ni los escenarios en los que se presentó le simplificaron la carrera al nacido en Trelew hace casi 32 años, a tal punto que ante Ortiz asumió su undécima pelea en los Estados Unidos y en una ocasión también pasó airoso un examen en México.
Matthysse ni es showman ni presume, defiende sus sueños y sus derechos, porque en total, eslabón por eslabón, su cadena incluye, además de los 36 éxitos y los 34 nocauts, apenas tres reveses, dos de ellos polémicos, y un combate sin decisión.
En sus últimos nueve pleitos, los que afrontó a lo largo de tres temporadas, la Máquina sólo fue superada por Danny García, quien prevaleció por puntos en fallo unánime en septiembre de 2013 en el MGM de Las Vegas, pero esa noche Matthysse venía arriba en las tarjetas hasta que sufrió una lesión en el ojo derecho y eso le dificultó la visión durante la segunda mitad de la contienda.
Esa inflamación le costó además la faja que lo distinguía porque se trataba de un enfrentamiento unificatorio y esa es la razón por la que Matthysse quiere toparse con García más que con cualquier otro boxeador. Ese norteamericano se transformó en una obsesión para él. Pero García es reticente a la revancha porque luego de ese combate estuvo varios días con atención médica por las consecuencias que le dejaron los golpes en el cuerpo.
De todos modos, en el horizonte de Matthysse también aparece el ex tricampeón mundial Adrien Broner, un estadounidense que se siente extraño sin corona y que, como Lucas, resulta atractivo para la televisión. Es más, Broner tiene muchísimo talento, pero además es histriónico y taquillero. El Problema (25 años, 29-1-0, 22ko) sólo perdió, y por puntos, ante el bombardero santafesino Marcos Maidana.
Por lo pronto, Broner también ganó en la misma madrugada de ayer de Cincinnati (anteanoche), y fue por puntos inobjetables en un muy interesante compromiso frente a su compatriota Emmanuel Taylor, y de esa manera la mesa quedó, por si acaso, servida para el primer cuatrimestre de 2015.
En definitiva, a Matthysse el alma le reclama un desquite ante García, pero si el actual monarca superligero AMB y CMB decide subir de categoría, un cara a cara entre el radicado en Junín y el bocón de Cincinnati sería al mismo tiempo una prueba con magnetismo deportivo y un negocio muy redituable.