Viva el fútbol. El ofensivo, el del ataque, el del amor propio y el de los golazos. Cuando en la cancha hay jugadores de jerarquía y los planteos tácticos de los entrenadores son frontales por lo general salen partidos de alto voltaje, de ida y vuelta, vibrantes y que valen la pena ser vistos. Todo esto pasó anoche. Newell's con hidalgía y sin renunciar a sus principios futbolísticos abrazó un emotivo 3 a 3 ante River en Núñez. En un trámite de arco a arco, el equipo de Martino arrancó bárbaro y arriba en el marcador, en el complemento el millonario lo dejó al borde del nocaut con un 3 a 1 que parecía letal, pero en una reacción admirable los leprosos alcanzaron el empate con dos bombazos de Scocco, la gran figura. La Lepra es cosa seria y lo dejó bien claro. Porque dio una prueba de carácter en el Monumental, mantuvo el invicto y sigue al acecho del líder Boca.
El partido empezó y terminó en llamas, con la multitud de pie y con adrenalina constante en las áreas. Newell's tuvo 15 minutos iniciales impecables. La defensa se plantó en la mitad de la cancha, los volantes rotaron y manejaron la pelota y fue punzante arriba. Que la Lepra salió a copar la parada quedó claro a los 43 segundos, cuando Figueroa entró sólo al área por la izquierda y de manera inexplicable remató afuera sin convicción.
Por el trámite no fue sorpresa la apertura rojinegra. Scocco enganchó de manera notable dentro del área y de derecha le apuntó al ángulo, manoteó Barovero y Pérez, a la carrera, la hundió abajo del arco. El 1 a 0 estaba bien. Era justo.
Pasado el cuarto de hora River reaccionó, se apoderó de la pelota, copó el medio y comenzó a general peligro real en el arco leproso. Trezeguet dibujó una pirueta made in Francia y quebró la racha invicta de Guzmán. Un golpe que desestabilizó el orden del equipo de Martino. Enseguida llegó la avivada de Mora desde lejos y la sorpresa del Patón al ver que la pelota se le metía en el primer palo. En dos minutos River resolvió el acertijo, encauzó el partido y fue por más.
Ponzio quitaba y jugaba y con los tres puntas millonarios inspirados, Newell's sufrió como nunca antes en el torneo. La pelota cruzó amenazante el área de Guzmán más de lo previsto y la defensa y el medio leprosos perdieron la brújula. Así se consumió la etapa inicial.
En el complemento el Tata le dio cancha a Díaz, Bernardi y Tonso. Pero la reacción no llegaba, River estaba muy cómodo e incluso clavó el tercero con un tiro seco de Rogelio Funes Mori. ¿Partido definido? Nada más lejos que eso.
Como el humorista, Carlos Sánchez se mandó un chiste dentro del área y metió la mano para cometer un penal tan infantil como claro. Desde los doce pasos Scocco no tuvo piedad y la colgó arriba. Era 3 a 2 y a seguir peleando.
El empate fue el gol que sintetiza la idea de juego colectivo que pregona Martino. Bernardi la cedió profunda a Tonso, que metió el centro atrás, Pablo Pérez la bajó de cabeza y el intratable Nacho sacó una tremendo bombazo que le rompió el arco a Barovero para empardar la chapa en tres.
Al final los dos siguieron buscando, con más ganas que fútbol, pero no renunciaron jamás. Newell's se trajo un empate con sabor a mucho más por la reacción y por dejar sentado que con errores y falencias siempre busca el arco de enfrente. Por eso obtuvo el premio del 3 a 3, que lo deja entero en todo, en el ánimo, lo futbolístico y lo numérico.