La ciudad de Granadero Baigorria no salía ayer de su asombro. Es que, con una facilidad que pocos entendían, siete detenidos en la comisaría 24ª de Granadero Baigorria se fugaron al mediodía de ayer. De ellos, tres fueron recapturados a las pocas horas, mientras que los cuatro restantes al cierre de esta edición permanecían prófugos. Abrir un candado de pequeñas dimensiones fue el único obstáculo que tuvieron que sortear los presos para escapar del "módulo transitorio de detención", tal la denominación de las flamantes instalaciones inauguradas por el gobierno provincial hace menos de un mes, las cuales presentan serias falencias, tal como se quejaron fuentes policiales y familiares de los detenidos.
A las 11.30 de ayer, presos alojados en el "micropenal" que se erige al fondo de la comisaría 24ª de Granadero Baigorria lograron abrir con un pequeño trozo de alambre un candado que oficiaba de único cerrojo sobre la pesada reja de hierro que clausura las instalaciones. A través de una abertura que sirve para el paso de platos de comida, los reclusos pudieron alcanzar el candado ubicado sobre un pasador externo, pero a pocos centímetros.
Según relataron a LaCapital fuentes policiales, una vez allanado el camino, los detenidos salieron a un patio lateral y de allí traspusieron la puerta de la verja de entrada a la comisaría, ganando la calle.
Ocho presos salieron del penal, uno de los cuales —Diego R.— fue atrapado por personal de la comisaría antes de ganar la calle. Los siete restantes emprendieron veloz carrera en distintas direcciones, y dos de ellos robaron sendas bicicletas a transeúntes (ver aparte) Tres de ellos fueron recapturados a las pocas horas —Matías G., Diego K. y Ezequiel S.— en operativos de rastrillaje en la zona. En tanto, al cierre de esta edición permanecían prófugos Gonzalo Acuña, Pablo Argañaraz, Cristian Moreno y Franco Papaleo, sobre los cuales ya pesa un pedido de captura de la Justicia y son "intensamente buscados" por diversas unidades de la fuerza.
Trasladados. Por la tarde, y en medio de un importante despliegue policial, los tres recapturados y el recluso que finalmente no alcanzó a escapar fueron trasladados a unidades carcelarias del Servicio Penitenciario Provincial.
A partir de esta crisis, se agolparon en el frente de la dependencia policial familiares de los detenidos preocupados y angustiados por la integridad física de sus seres queridos. Pese a lo tenso de la situación, no se registraron incidentes, salvo un pequeño foco de fuego que se inició dentro del penal pero que fue rápidamente apagado por la misma policía con matafuegos y agua. Luego de los traslados, un delegado de los familiares ingresó al penal y tomó contacto con los cinco detenidos que quedaron en el lugar calmando finalmente los ánimos.
Todos los evadidos estaban a disposición de la Justicia que les había dictado la prisión preventiva, pero ninguno con condena, y los cargos que enfrentan van desde delitos menores, algunos, hasta una imputación de homicidio que pesa sobre Moreno, uno de los prófugos.
Según pudo saber este diario de fuentes policiales, al momento de la fuga había cinco efectivos en la seccional (oficial de guardia, sumariante, un disponible, el cabo de cuarto y otro empleado), ya que "a esa hora hay muchísima actividad" en la seccional. No obstante, desde la Fiscalía dieron otra versión y afirmaron que "se encontraba sólo una empleada policial".
Nuevo pero con deficiencias. Esta fuga pone en entredicho el sistema de "micropenales", llamados oficialmente "módulos transitorios de detención", implementado por el gobierno provincial. La comisaría de Baigorria fue reinaugurada el 12 de marzo pasado con la presencia del gobernador Miguel Lifschitz. Las obras contemplaron la remodelación de la vieja casona que sirve de comisaría desde hace más de 30 años, la demolición del viejo penal y la construcción de uno nuevo para 16 personas en el fondo del amplio terreno. Al momento de la fuga, había 13 reclusos.
Si bien la inversión en la comisaría de Baigorria insumió más de 4 millones de pesos, fuentes policiales y familiares de los detenidos coincidieron en quejarse acremente de la realidad de estas flamantes instalaciones. Enumeraron que el penal aún no dispone de energía eléctrica ni agua caliente. El penal tiene dos puertas externas cerradas con candados pequeños, uno de los cuales fue abierto por los fugados con un simple trozo de alambre. Adentro, una reja separa el baño del sector de alojamiento propiamente dicho, lo cual implica que esa puerta interna está abierta casi permanentemente. Además, el perímetro carece de iluminación, sobre todo la puerta trasera que da a un pequeño pasillo de un metro de ancho que está separada por un tapial de poco más de dos metros de un baldío. Tampoco cuenta con cámaras de videovigilancia ni un lugar apropiado para el personal de custodia del penal.
Los hombres de azul advirtieron, en estricta reserva, que ya se han planteado estos problemas y que no fueron escuchados, y vincularon este caso con otros recientes episodios de fugas en otras localidades. “Ya advertimos que no estaban dadas las condiciones de seguridad”, dijeron lo cual representa “un problema para todo el personal policial”, se quejaron.
Los vecinos no se quedaron atrás y se quejaron de que “en vez de sacar los presos de las comisarías, hacen instalaciones nuevas, es un contrasentido”, y advirtieron que las situaciones conflictivas y molestas son recurrentes, aunque aclaran: “Siempre fue así”.
Robaron bicicletas para continuar escapando
Los vecinos de calle Rivadavia, entre las alturas del 100 y del 300 de Granadero Baigorria, escucharon el barullo y salieron. Es que, en su intento de huida, los prófugos de la comisaría 24, ubicada sobre calle Moreno (la cuadra siguiente a Rivadavia) llegaron a robar dos bicicletas, y otros dos fueron detenidos a la altura del supermercado único, en Rivadavia 315, aunque no serían los que sustrajeron los rodados.
Una testigo, clienta de Pagani Deportes, contó lo que llegó a ver. “Yo estaba pagando, y en ese momento, una señora que estaba haciendo compras en el lugar gritó que le habían robado la bicicleta. Salimos a la puerta y vimos que ya varias personas estaban en la calle viendo lo que había pasado”.
Es que, segundos antes y a menos de cien metros de distancia, otra bicicleta había sido sustraída en la puerta del quiosco Rivadavia, a la altura del 193 de esa calle, casi en la esquina con Chacabuco.
“Entonces vimos cómo, a la altura del Unico, una cuadra más allá, detenían a dos tipos. Nos dijeron que los había capturado la seguridad del Súper”, narró la joven que charló con La Capital y pidió preservar su identidad. “Pero las bicicletas no estaban, así que deben haber sido dos de los que quedaron a pie”, contó.
Y una empleada de un negocio lindante al de ropa contó que, antes de ser detenido, uno de los prófugos “se quiso hacer pasar como repartidor de gaseosas enfrente del supermercado Unico”.
Los vecinos cuentan que la instalación del micropenal no cayó bien en el barrio; que en realidad es el centro comercial de la ciudad, y lo consideran un lugar inapropiado.
Con causas abiertas en la Justicia de Rosario
El caso de la fuga de los siete presos de la comisaría de Granadero Baigorria está a cargo del fiscal Mariano Ríos, de Rosario. Voceros de la dependencia judicial indicaron que entre los cuatro prófugos se encuentra Cristián Moreno, un detenido con prisión preventiva por homicidio y que tanto los recapturados como los que siguen prófugos tienen causas abiertas en la Justicia de Rosario.
Fuentes de la Fiscalía señalaron que al momento de la fuga sólo se encontraba en la comisaría una mujer policía de guardia que pudo detectar el escape, el que se habría efectuando con relativa facilidad. Desde la comisaría, no obstante, dijeron que los efectivos presentes eran cinco.
Desde la Fiscalía se relativizaron también algunos incidentes ocurridos entre los presos que quedaron en el lugar y quemaron algunas prendas. Del procedimiento posterior también participó Asuntos Internos de la policía y la fiscal a cargo del área de Corrupción y Violencia Institucional, Carina Bartocci.