El economista Dante Sica aseguró que el sector de la construcción comenzará a reactivarse el próximo año, cuando oferentes y demandantes se adecúen a las nuevas medidas anunciadas por el gobierno, especialmente la del “cepo cambiario”. Aseguró además que la inflación se mantendrá, y que más allá de una cultura atada al dólar, el verdadero problema es el peso y la inflación.
En el marco de “Mundo Vivienda”, la exposición de productos y servicios para la construcción organizada por la Secretaría de la Producción de la Municipalidad de Rosario y la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV), se reunieron los actores de la industria de la construcción en un Foro para discutir distintas problemáticas que afectan al sector. Además, se plantearon las perspectivas para el año próximo.
En ese contexto, el economista y director de la consultora Abeceb.com presentó un estado de situación de la economía en general. “El año pasado estaba claro que este 2012 iba a ser un año con desaceleración de la economía: Brasil se estaba frenando y ya no demandaba producción nacional, había problemas climáticos que arrojaban expectativas de un 20% menos de cosecha, había problemas con los montos exponenciales destinados a las políticas de subsidios energéticos y del transporte y, como si esto fuera poco, había una alta demanda de dólares de la sociedad en su conjunto para refugiarse de la inflación”.
Frente a esta agenda, explicó el economista, el gobierno “actuó de una manera que profundizó la desaceleración, la profundizó sobre todo en algunas ramas, como la industria de la construcción”. Con el cepo cambiario, “más que atacar los problemas, atacó las causas” y trató de controlar el dólar para frenar la fuga de capitales. Otra de las medidas que tomó el gobierno fue “la reforma de la carta orgánica del Central con el objetivo de financiar al sector público, porque se dio cuenta que era imposible bajar los subsidios”.
Sica consideró que el año va a terminar con una actividad que “va a crecer menos” y una inflación que, a pesar del bajo crecimiento “se va a mantener entre 20% y 22%”.
Sin embargo, para 2013 mejoran las expectativas. “Va a mejorar el rinde de la cosecha, China impulsa políticas que incentivan el consumo y Brasil podría crecer el doble este año”, señaló. Estos factores exógenos “van a garantizar un piso de crecimiento” en Argentina y un mayor ingreso de divisas.
El año que viene, arriesgó, podría llamarse “pesos para todos” ya que “la liquidez que va a lograr el mercado será fenomenal”. No obstante, fue cauteloso: “Va a seguir habiendo inflación, porque hay un disyuntiva entre cuánto se va a monetizar y cuánto se va a transferir a actividad”.
Por otro lado, va a haber menos demanda de dólares de parte del gobierno porque, a diferencia de 2012, lo que hay que pagar es casi el 50% menos. Su “sensación” es que el gobierno “va a relajar restricciones pero sólo aquellas que vayan directamente al consumo”.
En pocas palabras, aseguró que el país se dirige a una economía que estima crecer entre el 3% y el 4%, perdiendo competitividad y dependiendo cada vez más de una mayor intervención estatal, pero sin grandes crisis ni rupturas.
En este escenario, la construcción fue este año la industria que más sintió la desaceleración. Las consecuencias se sintieron en el sector inmobiliario. Aunque adelantó que el índice de confianza del consumidor es alentador de cara al 2013 en lo que respecta a bienes durables. “Aquí tenemos dos grupos muy marcados, aquellos que se quedaron con los dólares debajo del colchón y los que todos los meses generan ahorros en pesos”, describió.
El que tiene dólares “es el jugador que se sienta a negociar” mientras que “los que tienen pesos y quieren comprar metros cuadrados tienen que encontrar desarrollistas que se ajusten a las nuevas reglas, generando algún innovador plan de ajuste para poder canalizar ese dinero”. Los desarrolladores “ya se empezaron a dar cuenta que estas reglas llegaron para quedarse, que ellos no pueden estar frenados un año más y entonces empezaron a generar instrumentos de ventas en pesos para captar esa demanda”. El que lo hace rápido, advirtió, “se quedará con el mercado”.
Por eso, la sensación es que para 2013 el sector se va a reactivar, adaptándose, “no se puede quedar pagando costos de no operación”.
—¿El cepo cambiario afectó más a privados que a la obra pública?
—El cepo paralizó el sector de la construcción, y en particular los privados. Hasta que el sector no logre adecuarse y aceptar las nuevas reglas, que se supone van a ser permanentes, esto va a costar mucho. Cuando se empieza a mover, va a mejorar nuevamente la actividad de la vivienda privada.
— ¿Qué ocurre con el sector público?
—Hay un gran avance en la vinculación de ambos actores. Hay que entender que Argentina tiene una fuerte necesidad de infraestructura, tanto pública como privada. Las reglas del juego deben ser claras a lo largo del tiempo, porque si no es difícil que el sector empresarial pueda invertir. Y principalmente hay que revisar el tema de la inflación. Tenemos que tener una moneda de actualización. Hay que buscar formas novedades para que, en un esquema donde la ley no permite indexar, se actualicen los valores, para que no pierda el inversor ni aquellos que quieren recibir su vivienda.
—¿Cómo convivirán estas nuevas medidas con la inflación?
—Justamente el problema no es el dólar, ni que tengamos una cultura atada al dólar, sino que pensamos en dólares porque queremos ahorrar en una moneda fuerte. Entonces el problema no es dólar, el problema es el peso. Y el problema del peso es la inflación. El gobierno ha puesto medidas que obligan a la transacción en pesos, pero lo que tiene que tratar de hacer es terminar con la inflación, porque mientras tanto todos vamos a seguir pensando en una moneda fuerte.