Un tren parado. En los vagones refrigerados esperan para ser transportados los restos mortales del avión de Malaysia Airlines. Junto al tren hay bolsas de cadáveres bajo un sol implacable. Son imágenes insoportables para los familiares.

Un tren parado. En los vagones refrigerados esperan para ser transportados los restos mortales del avión de Malaysia Airlines. Junto al tren hay bolsas de cadáveres bajo un sol implacable. Son imágenes insoportables para los familiares.
Al dolor siguen la desesperación y la ira. Los familiares de las 298 víctimas se preguntaban ayer, cuatro días después del devastador siniestro, cuándo podrán recuperar a sus seres queridos. En Holanda, de donde eran 193 de las víctimas, impera la consternación y la impotencia. "Sr. Putin traiga a mis hijos a casa", imploró ante las cámaras de la televisión holandesa Silene Frederiksz, que perdió a su hijo de 23 años Bryce, y a la novia de éste, Daisy. Ambos se dirigían a Bali de vacaciones. Esta madre de Rotterdam apeló directamente al presidente ruso Vladimir Putin.
Tan sólo imaginarse que los restos mortales de sus seres queridos están tirados en un lugar perdido, que los cambian de lugar sin contemplaciones, resulta insoportable para ella. "Es una falta de respeto. No tengo palabras", dijo.
Las imágenes de los rebeldes prorrusos saqueando el lugar han causado una gran indignación a Ruud Lahaye. Él perdió a su hermano John de 54 años y su novia Lilian. "Aquí no podemos hacer absolutamente nada. Tardarán seis semanas en regresar. Entonces podremos pensar en el entierro o en una ceremonia de despedida".