No fue una más. La victoria del sábado sobre Deportivo Merlo fue muy importante. Le permitió a Central arrimarse a un punto del líder Olimpo, estirar su racha con siete victorias al hilo y también sirvió como moño de cierre con 34 puntos para el final de la primera ronda del torneo. Una suma considerable que es igual a la que consiguió el ciclo de Pizzi en el mismo lapso. Una curiosidad que se exhibe en el terreno de las comparaciones de dos etapas con características distintas y algunos números similares.
Durante el tormentoso arranque de este ciclo de Russo, a cada paso se lo ponía contra el espejo y se trazaban paralelos con el proceso anterior que no le eran favorables. Pero de a poco, con la convicción de un entrenador con espaldas anchas en el universo canalla, el equipo supo esquivar la zona crítica, levantó la cabeza y ayudado por siete triunfos consecutivos terminó la rueda inicial con las mismas unidades que su antecesor.
Probablemente, esos 34 puntos emparentan dos eras que después exhiben historias particulares que no se arriman demasiado.
Pizzi llegó a esa suma con 9 victorias, 7 empates y 3 derrotas. Su equipo había marcado 21 tantos (11 de Castillejos) y recibió 14. El tránsito de ese ciclo fue más calmo, no hubo puntos de ebullición. Hubo un desarrollo más natural.
Otra de las diferencias es que Pizzi no tenía demasiado en cuenta a los jóvenes del club, se la jugó entero por la experiencia y su relación con la cantera era distante.
Ese conjunto fue incorporando conceptos a medida que avanzaba el torneo pero fundamentalmente estuvo ayudado por un gran aporte de Castillejos, el goleador que le otorgó razones a la campaña.
En las cuestiones de contexto, en aquel torneo Central competía con peso pesados como River, Quilmes e Instituto. Eso le restaba posibilidades a la hora de analizar las chances de ascenso ya que se distribuían entre más candidatos.
En tanto, en la etapa de Russo hubo 10 triunfos, 4 igualdades y 5 caídas. Ostenta 23 goles a favor y 16 en contra. Curiosamente, anotó más que el año anterior pero los goles están más repartidos ya que no hay un goleador, a los delanteros les cuesta anotar y la cosecha tiene que ver más con el aporte de los volantes.
El arranque de este ciclo fue más traumático, tuvo cimbronazos hasta la fecha 13ª y después encontró una idea de orden defensivo y paciencia para lastimar al rival. Formó una base confiable y empezó a acumular triunfos en línea. Los chicos del club son parte esencial en el uso de variantes. Y no hay adversarios que tengan el peso del cartel de Central.