Excéntrico y talentoso, el músico pop estadounidense Rufus Wainwright pasó por la Argentina para ofrecer su primer y esperado show en la Argentina, en el porteño teatro Gran Rex. Hijo de los cantantes de folk Loudon Wainwright III y Kate McGarrigle, y hermano de la también cantante Martha Wainwright, Rufus empezó a tocar el piano con 6 años e hizo giras con su familia a los 13, hasta que alrededor de los 20 comenzó su etapa solista y desde entonces se transformó en un reconocido artista.
Su música tiene marcadas influencias líricas que van desde la ópera hasta la chanson francesa, pasando por los musicales teatrales. Compuso canciones para varias bandas sonoras de películas como "Les aventuriers du timbre perdu - I`m a-runnin", "El aviador", "El diario de Bridget Jones", "Yo soy Sam", "Zoolander", "Shrek", "Moulin Rouge" y "Brokeback Mountain".
En 2007 ofreció un atípico concierto en el Carnegie Hall de Nueva York, donde aceptó el desafío de reinterpretar fielmente un legendario recital de Judy Garland, del que luego se publicó posteriormente un disco.
En 2010 salió su disco "All Days Are Nights: Songs for Lulu", en el que desnuda su interior y en el que la gira estuvo marcada por una serie de conciertos en los que aparecía en el escenario ataviado de negro riguroso y pedía al público que no aplaudiesen entre canción y canción, interpretando así el disco completo en la primera parte del concierto.
En su carrera hay discos notables como "Poses", "Want One", "Waiting for a Want", "Release the Stars", "All Days Are Nights: Songs for Lulu" y el reciente "Out of the Game". Wainwright se casó el 23 de agosto de 2012 con J"rn Weisbrodt, su pareja desde 2005, pero tiene una hija con Lorca Cohen, la hija del cantante y compositor Leonard Cohen.
—En tu último disco le haces un homenaje a Jeff Buckley ¿Lo conociste? ¿Tu familia y la de él eran amigas?
—No, lo conocí una noche en que tocaba en Chile, hicimos algunos comentarios y pensábamos lo mismo. Era gente muy buena, un músicos muy talentoso, su pérdida fue muy dolorosa.
—¿Siempre buscas que tu nuevo disco sea diferente al anterior para mostrar tu preferencia por los musicales, el teatro y el music hall?
—Sí, mi habilidad para sobrevivir es la variedad. Vengo de una generación en que a la gente le gustaban los discos. Hay que hacer un poco de todo. Opera, jazz y un poquito de todo.
—¿Cómo hacés para que una audiencia masiva se identifique con tu música cuando compones una canción con un formato que no puede ser pasado por las radios?
—Esa es una buena pregunta... lo que viene del corazón vuelve al corazón y nunca subestimo el poder de la música. Puede cambiar muchas cosas, puede ayudar a la gente.
—¿Creés que trabajos tan buenos como "Want One" y "Want Two" han recibido el reconocimiento que merecen?
—Sí. Sé que no han vendido millones de copias ni he ganado miles de millones de dólares pero que la gente sepa que cada tanto va a salir un álbum así. Lo que pasa generalmente con mis discos es que son aceptados dos o tres años después que salen. Porque se convierten en un desafío bastante único y así va pasando con todos, desde que comencé a editar discos.
—¿Es necesario experimentar amor, desamor, excesos, para poder escribir buenas canciones?
—No creo que sea necesario pero definitivamente es parte del proceso que cada artista debe realizar. Si lo haces o no es tu decisión pero el lado oscuro siempre ayuda a que surja una buena canción, una melodía y puedas contar una buena historia. Además, todos tenemos un lado oscuro y eso hace que la gente se vea identificada con la canción y que la identificación se logre más fácilmente.
—¿Cuánta influencia tiene la vida fuera de los escenarios en tu trabajo?
—Mucha. Soy la misma persona en el escenario que fuera de él. Me fijo mucho en la gente que está alrededor mío. Hasta a veces las hago enojar porque no las dejo respirar, pero eso es lo que soy.
—¿Cuáles son tus influencias musicales?
—Un punto fuerte es la ópera, también me gusta mucho los musicales de Broadway. El teatro me atrae mucho y me ayuda a escenificar mis canciones.
—¿Qué pensás cuando sabés que tu música llega a todo el mundo y a lugares tan lejanos como Argentina?, ¿que esto pasa por piratería o porque la gente sube a la web los discos que hacés?
-Bueno la parte triste de esto es el dinero. Porque por la piratería uno no vende los discos. Y necesito ganar ese dinero de otra manera, entonces hay que cobrar más los shows. Pero es verdad que la propagación de la tecnología es grande y hace más democrático todo y permite que la música llegue a todas partes. Y así me conocieron en tu país y en el resto de Sudamérica.