Ovación / En Buenos Aires.- Poco se pudo ver de todos aquellos que llegaron como refuerzos a Rosario Central. Apenas tres futbolistas, y quien se situó algunos escalones por encima del resto fue Marco Ruben. No a fuerza de goles, pero sí por su enorme sacrificio, una virtud que Coudet resaltó. Lo de Pablo Alvarez y José Luis Fernández fue en cambio apenas discreto, pero lejos estuvieron de desentonar. En tanto, el que era el más esperado, César Delgado, ni siquiera ingresó.
A los 9 se los suele juzgar por su aporte goleador. No fue el caso de Ruben anoche en Avellaneda. Pero el delantero tuvo sus cosas. Algunas interesantes. Porque intentó hacerse espacios en todo momento y la guapeó largo y tendido, batiéndose prácticamente a duelo contra Lollo y Cabral, con el que tuvo más de un roce. Y casi siempre lo hizo en soledad. Claro que la falta de situaciones con las que contó se debió a que al equipo le faltó en la generación de juego.
Y en eso tuvo que ver el bajo aporte de los otros debutantes. Sobre todo por el lado de José Luis Fernández, quien no sólo no entró en el circuito futbolístico que se requería, sino que en más de una oportunidad, sobre todo en el final, optó por decisiones equivocadas. Además, apenas iniciado el complemento tuvo la gran oportunidad de sobresalir, pero tras recibir una habilitación perfecta de Cervi quedó mano a mano con Saja y tiró al bulto, despejando el arquero local con su rodilla izquierda.
Mientras, Alvarez tuvo algunos inconvenientes en los primeros minutos del primer tiempo, pero con el correr del partido se fue afirmando. La falta de peso ofensivo de Rancig ayudó para que no lo exigieran demasiado.
Y todos los auriazules esperaban ver a César Delgado en cancha, pero Coudet lo dejó en el banco. Tal vez haya sido preservado por esa molestia que acusó en la mañana de ayer y por la que lo llevaron a un centro médico para hacerle un estudio por imágenes, el que no arrojó ninguna lesión. Por eso entró Franco Niell en el final para ganar unos segundos y el Chelito quizás pueda debutar en la próxima fecha en el Gigante.
El primero que nunca se olvida
Franco Cervi vivió una noche a full de principio a fin y seguramente inolvidable para él. Desde que con gran picardía aprovechó el error de Saja al comienzo para marcar su primer gol en primera división, hasta que fue reemplazado a los 20 minutos del complemento y no le gustó ni medio. “Tiene una gran personalidad”, dijo el Chacho, que en su estreno como DT canalla no sólo respaldó a algunos juveniles de la cantera, sino que hizo debutar a otro: Maximiliano González.
Cervi resolvió en el gol como resuelven los que confían en sus condiciones. Saja sacó fuerte pero bajo y se la dejó a Barrientos, al que le rebotó y se le fue hacia adelante, justo por donde volvía el juvenil, que de zurda le pegó de primera y por encima del adelantado arquero.
Golazo, gritado con el alma y que casi amarga por completo al arquero de Racing. Es que hacía un minuto que Saja había batido el récord de valla invita del club que tenía Agustín Mario Cejas (quedó en 587’) y mientras era anunciado por los carteles electrónicos (y en la TV se lo alababa), llegó la emboquillada de Cervi para no darle tiempo a saborear el logro.
Cervi en apenas 4 partidos en primera y el 2º de titular (el anterior, precisamente ante Racing, en Arroyito en el torneo pasado), ya tuvo su primer festejo grande. Y otro pibe que celebró fue el de Fray Luis Beltrán, Maxi González, que en marzo cumple 21 años y es volante central. Ya había ido 6 veces al banco con Miguel Russo pero el Chacho lo hizo debutar en su primer partido como entrenador de primera. Todo una rareza para ambos.