Si había un partido para medir la ambición de Rosario en este Campeonato Argentino era el de ayer, ante Buenos Aires. Y con argumentos sólidos, poniéndose el traje de protagonista en todo momento, el equipo del Ñandú hilvanó su tercera victoria consecutiva en el torneo a la par de que se colgó el cartel de candidato. El triunfo por 26-12 fue el corolario de los mejores ochenta minutos de Rosario en lo que va del año, un resultado importantísimo no sólo por la jerarquía del rival que dejó en el camino sino también por la forma en la que elaboró la victoria. Con mucha inteligencia y pocas desatenciones, con extrema prolijidad, con humildad, sacrificio y entrega. Así Rosario se adueñó del partido desde el mismo arranque. La mayoría jugó en un nivel muy alto y no hubo una figura desequilibrante sino que cada uno aportó desde su lugar lo suyo, algo que favoreció al equipo.