Una familia de la zona sur de la ciudad vivió ayer una mañana de terror a manos de cuatro encapuchados que no solo le robaron dinero y pertenencias de su vivienda sino que también huyeron llevándose su auto y a un adolescente de 15 años como rehen. El joven fue abandonado poco después, sano y salvo, en el ingreso a Villa Gobernador Gálvez. En tanto, de los ladrones hasta anoche no se tenían datos certeros.
Todo empezó alrededor de las 7 de la mañana cuando Alfredo R. y su hijo de 15 años salieron de su vivienda de Lamadrid al 300 para cumplir con el ritual cotidiano de ir al colegio. Padre e hijo fueron a buscar su auto en el garaje contiguo a la casa y al poner el vehículo en marcha fueron abordados por cuatro encapuchados que llegaron caminando y los introdujeron a punta de pistola a la propiedad, frente a las instalaciones del ex Regimiento 121.
Una vez dentro de la casa, los maleantes sorprendieron a la esposa y a la hija de Alfredo R., quienes estaban desayunando. Las mujeres no tuvieron tiempo de reaccionar y en pocos segundos los cuatro integrantes de la familia fueron maniatados con precintos metálicos. Tras ello, los delincuentes comenzaron a revisar la casa cuarto por cuarto y a interrogar a las víctimas sobre lo que les interesaba llevarse, dinero en efectivo.
"Hablaban entre ellos y actuaron con total tranquilidad y con todo el tiempo por delante", comentó un vocero policial en referencia a la denuncia que hizo Alfredo R. En la casa los maleantes estuvieron unos 20 o 25 minutos hasta que lograron embolsar 15 mil pesos, 2.500 dólares y un par de notebooks.
Cuando parecía que todo había terminado, a las 7.30 llegó lo peor. Los ladrones salieron de la casa llevándose consigo al hijo del matrimonio, a quien obligaron a subir al auto de la familia, para escapar del lugar.
Apenas logró liberarse de las ataduras, Alfredo R. corrió hasta el garaje que está pegado a su casa. La desesperación con que lo hizo mutó en terror al comprobar que su hijo había sido secuestrado en el Ford Fiesta familiar. Entonces volvió a la vivienda y llamó al 911. Casi en el mismo instante un patrullero llegó a la puerta de su casa y Alfredo se sumó a los policías para comenzar un rastrillaje y dar con el adolescente.
Hacia el sur. En la recorrida, el kioskero de diarios y revistas que tiene su puesto en Hilarión de la Quintana y Ayacucho alertó a la policía sobre el rumbo tomado por el Ford Fiesta y contó que había visto pasar el auto por esa esquina.
Por entonces, el jefe de policía de Rosario, comisario Cristian Sola, ya había tomado conocimiento del hecho y se puso al frente de la pesquisa. Fue el propio titular de la Unidad Regional II el que ordenó que se corten todas las salidas de la ciudad por la zona sur y se hiciera un cerco sobre la avenida de Circunvalación.
Varios móviles participaron del operativo y durante los minutos que se hacían eternos para la familia, los pesquisas empezaron a manejar la hipótesis de que los delincuentes hayan tenido handys con los que interceptaban la frecuencia policial, lo que les permitía conocer los movimientos de su búsqueda y esquivar los patrulleros.
Fianlmente, al verse cercados, los delincuentes abandonaron el auto cerrado y dejaron al menor en su interior. Fue en cercanías del polideportivo de Villa Gobernador Gálvez, a la vera de la avenida de Circunvalación y en inmediaciones de la vieja residencia del comandante de Gendarmería Nacional.
Desesperado, el adolescente comenzó a tocar la bocina del auto y una pareja que paso en moto lo liberó hasta que poco después llegó un patrullero. Entonces el menor contó que los ladrones hablaban mucho entre sí y dijeron que vivían en San Nicolás, aunque los pesquisas suponen que lo hacían para despistar y que podrían residir cerrca de donde quedó el auto.
"Mi hijo estaba emocionado y con miedo y yo desesperado pero feliz, la verdad es que agradezco a la policía por como salvaron a mi familia y si alguien pasa por este problema que no dude en llamar al 911", dijo Alfredo R.en diálogo con una radio local.