Un robo cometido mediante la modalidad que en la jerga se denomina salidera se registró la tarde de ayer en avenida Pellegrini y Rouillón, en la zona oeste de la ciudad. En esa esquina fue interceptado un Chevrolet Aveo en el que iban dos empleados de una reconocida firma de Casilda y delante del cual estacionó un utilitario Renault Kangoo del que bajaron dos muchachos fuertemente armados. Tras obligar a las víctimas a descender del rodado y hacerlos tirarse sobre una vereda como si fuera un operativo policial, los redujeron y les robaron tres mochilas tipo escolar con una suma que extraoficialmente ascendió a los 380 mil pesos y que tenía por destino el pago de salarios de la empresa para la cual trabajan.
Según trascendido de fuentes ligadas a la investigación, esa importante suma de dinero había sido retirada antes de las 15 de la sucursal que un banco de capitales internacionales tiene en el Paseo del Siglo, más precisamente en Córdoba al 1800, por la contadora de la empresa Gherardi e Hijos SA, una fábrica de máquinas agrícolas y herramientas manuales para labores del campo que se erige sobre la ruta nacional 33, en jurisdicción de Casilda.
Tras realizar el trámite bancario, Silvia B., de 43 años, y Guillermo J., de 47, emprendieron el regreso a Casilda en el Chevrolet Aveo en el que habían llegado y con el dinero distribuido en tres mochilas. Al arribar al semáforo de Pellegrini y Rouillón, un Renault Kangoo se detuvo delante de ellos cerrándoles el paso. Según testigos, las víctimas no tuvieron tiempo de anticipar la jugada y cuando menos lo esperaban, del utilitario bajaron dos muchachos armados con "pistolas muy grandes" y con "chalecos", que golpearon con las culatas de sus armas la ventanilla izquierda del Aveo y rápidamente abrieron la puerta del conductor.
Bajo amenazas. Inmediatamente uno de los maleantes se abalanzó sobre la ventanilla del acompañante, dijeron los vecinos del lugar que observaban asoimbrados lo que ocurría, y mientras uno se ocupaba del conductor el otro hacía lo mismo con la mujer. Una vez debajo del vehículo, ambas víctimas fueron tomadas por la espalda en forma de pinza y así los hicieron hincarse sobre la vereda norte de Pellegrini, para así sacarlos de la calzada. En tanto, el tránsito seguía su rumbo habitual por la avenida que es una de las salidas rápidas de la ciudad y como si nada estuviese pasando.
Una vez puestos boca abajo en ese espacio, los asaltantes apuntaron sus armas a las cabezas de los empleados casildenses y les preguntaron a gritos dónde estaba el dinero. Los ocasionales testigos expresaron que todo fue muy rápido.
"Les pidieron la llave del auto y cuando el hombre se las dio abrieron la puerta de atrás y después el baúl. En ese momento uno de los ladrones se golpeó la cabeza y tiró una puteada", dijo un joven testigo.
Tres mochilas. "Como se ve que no encontraban nada, el hombre metió casi todo el cuerpo en el auto y sacó tres mochilas que estaban muy gruesas. Se las puso al hombro y le dijo al otro que estaba apuntando a uno de las víctimas que ya estaba, que se iban. Entonces, rápido, se metieron en el auto", contó un comerciante de la zona que pudo ver la escena.
Unos segundos después el Renault Kangoo encaró una cuadra hacia el oeste, tomó por Solís y se fue por Montevideo hacia el centro. "El Renault no tenía chapa y los tipos llevaban puestas gorras con visera recta que les tapaban la cara, además de una especie de cuellera que iba del mentón a los pómulos, por lo que que tampoco dejaban que se les viera la cara", comentó un transeúnte.
Sin embargo, fuentes de la pesquisa aseguraron que el vehículo de los maleantes estaría identificado a partir del aporte de testigos que sí vieron la patente y las cámaras de videovigilancia que hay en el lugar.
Es que en esa transitada esquina de la zona oeste hay tres cámaras de video de la Municipalidad: dos fijas y una que toma a 360 grados, por lo cual los movimientos habrían sido puntualmente registrados. "Se movían retranquilos y parece que tenían el pelo corto. El fierro era grande y los locos sabían lo que hacían", graficó un vendedor de un negocio cercano al que también le llamó la atención que "un Fiat Duna estaba parado en diagonal a la esquina en donde fue el robo y parece que es de un policía que vive por el barrio, un muchacho que andaba con una campera verde".
Mientras los ladrones escapaban con el jugoso botín a toda velocidad, las dos víctimas "se agarraban la cabeza y uno le entró a pegar patadas a las gomas del auto, estaba muy nervioso", dijo un vecino.
Por la rapidez con que se concretó el atraco y la manera de desplazarse de los ladrones, cada testigo observó "casi como una película", según comentaban. A última hora de anoche, tanto los efectivos de la seccional 14ª, que tomó el caso por jurisdicción, como la Fiscalía de Flagrancia trabjaban activamente para ezclarecer el importante robo.