"Desde Carlos Pellegrini están arrojando a la calle el agua de las cloacas", denunció Marcelo Robledo, presidente de la Cooperativa de Agua Potable de Cañada Rosquín y sacó a la luz una situación que pone en riesgo la salud de la población ya que los efluentes llegan hasta la represa de la que se abastece la red domiciliaria. El caso, que fue advertido a la comuna de Carlos Pellegrini, fue encausado por las autoridades locales para que intervenga la provincia a través de los organismos de control.
Según manifestó el dirigente, tras recorrer 15 kilómetros, también llega desde esa localidad agua de desecho proveniente de una planta recicladora de papel que drena con los efluentes sanitarios que tributan a la represa rosquinense. A esto se suman los residuos que vuelcan muchos tambos a las zanjas de caminos vecinales y que con el escurrimiento de agua de lluvia llega a contaminar el reservorio rosquinense.
"Como nuestro personal detectó características distintas en el agua que venía habitualmente, investigamos y determinamos que desde Carlos Pellegrini arrojan el agua de cloacas hacia la calle. El fluido viene por el viejo camino central y llega a nuestra represa", explicó Robledo, y añadió que recientemente se hizo un terraplén de contención para evitar que el agua contaminada ingrese a la represa. "Hay que prevenirse porque no sabemos qué puede ocurrir con ese talud en caso de grandes lluvias", dijo durante una entrevista del ciclo Semanario 2, del canal local.
Proyecto. El agua de esta región tiene alto contenido de arsénico y la única solución definitiva sería la llegada de los acueductos ya anunciados por la provincia. "Creemos que en algún momento la clase política se dispondrá a trabajar seriamente por la salud de la gente", sostuvo Robledo, y agregó que "desde nuestro lugar hacemos todo lo posible para que el agua que se suministra a la población sea apta para el consumo humano".
El titular de la cooperativa aseguró que recientemente presentó ante la comuna local un plan de mejoras y desarrollo en el cual se incluye la adquisición de una planta de ósmosis inversa de mayor envergadura que permita abastecer a toda la localidad por red domiciliaria. "Este proyecto demandaría unos cinco millones de pesos y actualmente permanecemos a la espera de la aprobación comunal para luego abocarnos a gestionar el financiamiento para poder llevarlo a cabo", explicó el dirigente.
"Es un proyecto ambicioso pero consideramos que redundará en mayor calidad de vida para la gente. Actualmente los vecinos deben venir a la Cooperativa a buscar la ración diaria de agua", consideró. Cañada Rosquín posee una red de agua domiciliaria que es abastecida desde el sistema de represa y perforaciones pero que no es apta para consumo humano. Para este fin la entidad brinda el suministro proveniente de una planta de ósmosis inversa.
El dirigente estimó que el plan de ejecución demandará aproximadamente unos cuatro años, a lo que habrá que sumar los imponderables, como el recambio de cañerías obsoletas. La iniciativa se proyectó a partir del encuadre que las autoridades de la Cooperativa buscan para la calidad de agua para consumo humano, según las exigencias del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress).
Luego de analizar las alternativas, como acueductos o perforaciones de exploración, se optó por la más factible, la instalación de una nueva planta de ósmosis inversa.