Cuando Lisandro de la Torre presenta su renuncia a la Convención Nacional del Partido Radical, indigesto por las actitudes de sus dirigentes, pero sobre todo harto de Yrigoyen, redacta una declaración voraz. Despliega una prosa sencilla pero contundente, como un golpe seco. Eligió dar un paso al costado asqueado de las acciones egoístas y perjudiciales que emanaban ni más ni menos que de aquellos que pretendían dirigir un partido de masas, una concordia popular. Veía como el individualismo y la bajeza entorpecían la posibilidad de "realizar los objetivos que una inmensa mayoría sostiene y aplaude". Exhausto y furioso se fue. Sentenció: "Estos últimos días hemos visto con espanto la inconsciencia morbosa que invalida el espíritu público; hemos visto por todas partes vacilaciones, egoísmos, defecciones increíbles, toda la resaca moral que disgusta de la vida, y yo saco esta consecuencia: merecemos a Roca". En este lunes puedo decir que la frase goza de mayor actualidad de la que el querido Lisandro de la Torre hubiera preferido. Aún más, es válida para una realidad totalmente disímil como es el aún más querido peronismo. En este arrebato, quizás de cansancio y de indignación, me atrevo a preguntar: ¿acaso nosotros merecemos a Macri? No como un castigo divino, enviado por el Dios de muchos a castigar a la pobre e ingenua sociedad argentina, y en particular al trabajador de a pie manipulado por la caja boba. Sino como una cabal consecuencia de nuestras conductas, de nuestros excesos, de nuestros olvidos, nuestros errores, nuestras bajezas, explotadas al máximo, pero nuestras al fin. Estamos siendo víctimas de una digresión, no hemos sido derrotados por nadie más que por nosotros mismos. Ante este panorama no me atrevo más que a plantear hoy, mirando ya hacia el mañana, una pregunta que debemos hacer. ¿Renunciar como el buen Lisandro? ¿Darle la espalda a nuestras convicciones? ¿A nuestros sueños? ¿Entregarnos al derrotero? Lo único que arriesgo a responder es que si hemos de renunciar a algo que sea a todo aquello que nos aleja de ser en verdad una alternativa, unida por encima de las diferencias parciales, maravillosa y popular.
Ciro Bonomelli
DNI 40.119.276
Una grieta en Ciencias Agrarias
Es duro decirlo, pero día a día voy viendo que la solución de uno de los problemas, tal vez el más importante, que tiene Argentina, no sólo no tiene solución sino que se agrava con el correr del tiempo. Y voy a dar un ejemplo. El 28 de este mes se cumplen 50 años de la creación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario. Frente a tal evento, las autoridades de la facultad, con mucho tino, organizaron un acto académico para ese día y luego un almuerzo de reencuentro de los que fuimos alumnos de esa casa de estudios. Pero las autoridades demostraron que ellos también fomentan la famosa grieta, ya que no invitaron a quién fue el creador de nuestra facultad, el ingeniero agrónomo Ernesto Ghirardi, por razones ideológicas. ¿Por qué mezclamos las cosas y seguimos profundizando la separación de los argentinos? ¿Qué se logra con estos hechos? Nada, sólo mayor rencor. Como ex alumno de esa facultad e integrante del grupo que inauguró la carrera de Agronomía, hoy siento vergüenza y dolor por tanta mediocridad en la actitud de las autoridades de la mencionada casa de estudios, ya que han logrado que en lugar de ser un día de festejos y alegría sea una mera reunión protocolar teñida de amargura.
Jorge Soroeta
DNI 6.075.802
Por favor, basta de falsos relatos
No hubo desaparición forzada. No hubo secuestro. Según el informe forense el cuerpo no tenía ninguna lesión. Santiago Maldonado se ahogó mientras cruzaba el río en una zona controlada por "okupas". Todo resultó ser un falso relato de la izquierda que se magnificó e intentó aprovechar políticamente, como tantas otras veces. Algunos hasta dio la impresión de que hubieran preferido que el cuerpo tuviera lesiones. Pero la mayoría de los argentinos ya no creemos en falsos relatos, y así se demostró claramente en los comicios.
Roque Sanguinetti
Estamos sin teléfono desde hace un mes
Me causa un profundo dolor como en nuestro país las cosas funcionan porque funcionan, porque si no funcionan el usuario, el consumidor, está totalmente desamparado. Mi madre, con problemas de salud y edad avanzada, se quedó sin teléfono hace casi un mes. Como le dijeron que era todo el edificio, hicimos el reclamo recién el 11 de octubre. El recepcionista, a pesar de que le dije que todo el edificio estaba sin teléfono, era muy inexperto y hacía preguntas de rutina. Luego de una llamada que duró más de una hora, me dio como gestión el N° 3DJ2C0H. Mi madre se llama Nelly Giacossa, y como no ve bien no puede usar un celular, tiene 91 años y no es la única anciana que se encuentra sin teléfono. El 17 de octubre volví a efectuar el reclamo y me dijeron que había un "problema masivo", y me dieron el número de gestión masivo que (en teoría) los técnicos se hallan abocados a solucionar, el número es el 3DPRC0A. Luego de transcurrida una semana, "los técnicos" de la empresa no solucionaron nada. Eso sí, le dijeron a una vecina que se habían robado un cable de llegada al edificio y que parece que no tienen cables para reponer. Lo claro y concreto es que mi madre, con sus problemas de salud, se encuentra aislada y sin servicio desde hace casi un mes, lo mismo que todo el edificio. Una verdadera vergüenza, además no hay órgano que controle a las empresas para que brinden el servicio en tiempo y forma, y solucionen estos inconvenientes sin hacer sufrir a los usuarios. Espero que la presente sirva para que nunca más el servicio sea tan indiferente e ineficiente y solucionen este problema lo antes posible.
Osvaldo José Leardi
Mejorar la calidad de vida
El presidente de los argentinos, Mauricio Macri, promete que el año que viene se producirá la mayor inversión social que se vio en la Argentina. Es de esperar que empiece a saldar la deuda social. La pobreza e indigencia han aumentado considerablemente. El desafío es construir un país federal, con equidad, con justicia, trabajo, oportunidades; porque actualmente se vislumbra miseria y necesidades básicas de un importante sector poblacional. Se vienen reformas trascendentes en el país. Habrá que estar atentos a los cambios institucionales, electorales, políticos y económicos. La mayoría de los argentinos respaldó al gobierno en las urnas el domingo pasado. Es de esperar que las políticas nacionales no defrauden a quienes están convencidos de que este es el camino para salir de las dificultades y dejar atrás el autoritarismo, el discurso hiriente, el agravio a los que piensan diferente. Ojalá la actual administración macrista mejore la calidad de vida de millones de compatriotas inmersos en una difícil situación económica. No olvidemos que una de las promesas de su campaña presidencial fue precisamente pobreza cero.
Marcelo Malvestitti
Un abismo entre Córdoba y Tucumán
Una vez más, en las recientes elecciones, Córdoba dio el ejemplo de lo que significa un voto consciente (consciente, igual a "que siente, piensa y actúa con conocimiento de lo que hace"). A diferencia, por ejemplo, de Tucumán, donde el peronismo sigue imponiéndose en la misma proporción en que aumenta la pobreza. Si bien en la capital tucumana la gente votó a conciencia, en el interior, donde el pueblo vive un cautiverio sin fin, los votantes eligieron la continuidad del sistema feudal que desde hace décadas gobierna. ¿Qué es lo que determina las diferentes elecciones? Sin ninguna duda, la educación y la carencia de recursos para oponerse a la coacción. Por ejemplo, yo viví en Córdoba tres años, desde el inicio de 1983 hasta fines de 1985. Pero nací, crecí y vivo aún en Tucumán, a 100 metros de la ya erradicada "Villa Piolín", asentamiento que se produjo a mediados de los años 60, por lo cual, en mis 59 años de edad, conocí y compartí incontables cosas con mucha gente que pasó por esa y por otras villas de emergencia de mi ciudad. A poco de llegar a Córdoba en aquellos años, me fue asignado enseñar catequesis en la villa de "Cortaderos", en el barrio "Los Bulevares". Grande, muy grande, fue mi sorpresa, al descubrir el nivel de educación que poseía la gente de ese lugar en comparación con el de las villas tucumanas, e inclusive conmigo. Y confieso que el nivel de civilidad de esa gente me hizo sentir vergüenza. Hoy pasaron más de tres décadas y las cosas empeoraron. La gente pobre del interior de Tucumán vive educacional y económicamente en la miseria. Y sufre sus consecuencias. Maestras, médicos y sacerdotes son fieles testigos de lo que digo. Por eso, me duele enormemente el desdén con el que muchos tucumanos se dirigen en los medios a sus comprovincianos sometidos. ¡Hay que estar en la piel del pobre del campo, cuando el gobierno es populista! Hoy, Tucumán es Cuna de la Independencia y de la injusta dependencia de favores, intercambios e incumplidas promesas.
Daniel Chavez