El corazón del centro rosarino fue testigo de un original reclamo. Ayer al mediodía, un grupo de panaderos de la ciudad decidieron regalar pan en Corrientes y Córdoba como particular señal de protesta por el notable aumento que exhibió el precio de la harina. La propuesta consiguió rápida adhesión de los transeuntes ocasionales, que armaron largas colas, de casi una cuadra, para juntar pan en medio de una calurosa jornada .
Según algunos titulares de panaderías, la harina experimentó un incremento que superó el 90 por ciento en los últimos meses. Esa impactante suba se está trasladando a los mostradores y tanto los comerciantes como los consumidores están expresando muecas de lógica bronca. “Los bolsillos de la gente no dan para más”, manifestaron.
La curiosa postal que regaló la tradicional esquina del microcentro fue muy atractiva. Fuera de lo habitual. Canastos y bolsas con panes y extensas filas, del lado de la sombra, en su mayoría integradas por madres con criaturas pequeñas. La espera les sirvió para ponerse al tanto de la problemática que rodea el precio del pan.
No faltaron carteles que exponían los pensamientos de los dueños de panaderías de la ciudad. “Basta de especular”, exigían con panelería naranja, a plena luz del día, concentrando las miradas de quienes se trasladaban por la zona de la Bolsa de Comercio.
Los comerciantes comunicaron que están sufriendo una serie de aumentos en los últimos días. La harina subió 90 por ciento, las margarinas 40 por ciento, las grasas 40 por ciento, y las levaduras 20 por ciento. Este escenario generó un ambiente de profunda preocupación que ayer fue denunciada por quienes integran la cadena de entrega del pan a los consumidores.
El cartel de la Asociación Industriales Panaderos y Afines de Rosario a un costado le otorgó un tinte institucional al tema y le dio forma a un reclamo concreto contra una suba de precios que compromete en normal desarrollo de la comercialización del pan, un producto básico en la canasta familiar, y cuyo incremento termina incidiendo de manera acentuada en los estratos más débiles de la sociedad.
Con esta original modalidad, los panaderos hicieron perfectamente visible una situación de conflicto por maniobras especulativas que afectan una de las costumbres de los argentinos. Fue una clara advertencia de cara a lo que puede venir en el marco de este cambio de gobierno nacional y la espera de las nuevas reglas económicas que impondrá el nuevo ciclo político.
Los comerciantes están resignando rentabilidad, asimilando incrementos por encima de los rangos razonables, experimentando retracciones en las entregas y por eso se atrevieron a encender las luces de atención, con un formato muy particular.
Los vendedores afirman que en un mes, la harina aumentó 90 por ciento, y las grasas y levaduras expresaron valores menores, y todo repercute directamente en el precio del pan y en el bolsillo del consumidor.
“Reclamamos porque no queremos que la gente deje de comprar el pan”, señaló angustiado uno de los comerciantes que lideró la protesta.