"Quiero terminar la escuela"

"Ahora senté cabeza y quiero terminar el secundario", dice Marisol Pérez (17 años), con desparpajo y con una sonrisa que pocas veces se le va de la cara. Y dispara rápidamente sus razones: "Estuve dos años sin estudiar, no hice nada, sólo salir mucho de joda. Pero ahora estoy juntada, me estoy haciendo la casa y ya aprendí que sin secundario nadie te da trabajo".

Su compañera, Mariel Ortiz, es tres años mayor, pero más silenciosa y tímida. Cuenta que es mamá de Briana, de un año y diez meses, y que se casó en marzo pasado. "Siempre quise volver, ahora puedo", afirma. Las dos cursan el primer año en la Escuela de Enseñanza Media para Adultos Nº 1.313, que tiene su sede en pleno Empalme Graneros (La República 2550) y un anexo sobre Travesía.

Cursan a la noche, a partir de las 18, y dicen que esa es una ventaja. "Acá, el que viene estudia y no boludea", cuenta Marisol (en cuyo caso se hizo una excepción por ser menor de 18 años). Y admite que "terminar en tres años y no en cinco, es mejor". Para ella, ponerse de novia y vivir en pareja fue una de las motivaciones para volver.

Mariel hizo el jardín y el primario en el edificio de La República 2550, que de día es la Escuela Nº456 y de noche funciona el Eempa. "Arranqué el secundario pero quedé embarazada y empecé a trabajar cuidando chicos", recuerda, y cuenta que con su marido y su hija viven momentáneamente en la casa de su mamá. "Mi marido es albañil y estamos haciendo la casa", dice.

Mientras va a la escuela, deja a Briana en su casa para que la cuiden. Pero su caso no es el único en la escuela y no es raro que alguna de las alumnas llegue con su bebé en brazos.