"Quiero dejar de ser imputado de un hecho en el cual en realidad fui víctima". La preocupación de Manuel Montaño es comprensible. En noviembre del año pasado, en la ciudad de Santa Fe, se encontró en medio de un operativo de la ex Drogas Peligrosas de la provincia durante el cual agentes le dispararon a su vehículo, luego lo detuvieron y lo acusaron de tenencia de estupefacientes. Si bien varias horas más tarde fue liberado y dos agentes fueron luego pasados a disponibilidad por el hecho, el comerciante de 40 años quedó imputado en dos causas: una federal por infracción a la ley de drogas y otra por resistencia a la autoridad.
Aún preocupado, y sin poder creer lo que vivió la noche del 9 de noviembre de 2011 junto con su mujer y su hija de un año, ayer Montaño recibió una buena noticia: la causa federal fue archivada a pedido del fiscal. "La resolución dice que no encontraron ningún tipo de pruebas para seguir acusándome", manifestó a este diario, todavía a la espera de una resolución igualmente favorable en la otra causa abierta en la Justicia provincial, en la que fue acusado de haber disparado contra los uniformados a pesar de "nunca haber tocado un arma".
Pesadilla. La única diferencia entre un mal sueño y lo que vivieron Manuel y su familia aquella noche es que las pesadillas, al menos, terminan al despertar. Según su escalofriante relato publicado por LaCapital el pasado 20 de noviembre, el comerciante -acompañado por su mujer Natalia, de 33 años y entonces embarazada de 7 meses, y su hija Catalina- había estacionado su Renault Kangoo en la puerta de una despensa de San Jerónimo al 7200 para comprar algo para cenar.
Como no consiguió nada en ese negocio, el hombre subió a su vehículo para seguir viaje. Pero tras recorrer unos metros, cuatro policías que circulaban en un Volkswagen Polo blanco sin identificación (al parecer buscaban a un narco de apellido Luna) los encerraron y dos hombres bajaron esgrimiendo armas de fuego.
Al creer que estaban por ser asaltados, Montaño huyó en busca de un lugar donde hubiera más gente y, por ende, sentirse a salvo.
Fue entonces que los policías, vestidos de civil, les dispararon dos tiros que pudieron haber causado la muerte de alguno de los ocupantes el utilitario. Montaño llegó hasta una esquina más concurrida pero volvió a toparse con el Polo, esta vez junto a otro móvil con identificación del cual bajaron ocho policías.
Entonces el comerciante comprendió que los balazos no obedecían a un intento de asalto. La familia fue obligada a bajar de la Kangoo y los trasladaron de nuevo a la despensa donde se iba a realizar el presunto operativo antidrogas, pese a que Montaño insistía en que no tenía nada que ver.
Causas sin causas. Manuel, su esposa y su hija estuvieron retenidos hasta las 6 de la mañana, cuando Natalia fue liberada. Pero él siguió detenido hasta las 15, acusado de "atentado a la autoridad". Es que en el acta policial quedó asentado que había disparado contra el auto y que los agentes habían repelido el ataque. Sin embargo, no se hallaron rastros del supuesto tiro y además un dermotest que Montaño pidió que le hicieran al denunciar lo ocurrido ante Asuntos Internos corroboró que él no había disparado.
Pero no terminaría con ello el mal trago. Los agentes dijeron haber encontrado varias bolsitas con estupefacientes mientras perseguían a la Kangoo, por lo cual Manuel quedó imputado en la causa por infracción a la ley de drogas, además de la otra por resistencia a la autoridad.
Infructuoso. La versión policial que ocasionó la causa federal no fue refrendada por los testigos frente a los pesquisas de Asuntos Internos. Pero además el fiscal federal santafesino a cargo del caso, Walter Rodríguez, tampoco halló indicios para acusar a Montaño. Por ello solicitó al juez Federal Nº 2 de Santa Fe, Francisco Miño, el archivo de la causa.
"Las especiales circunstancias que se dieran en el acta inicial indican que resulta infructuosa la posibilidad de ensayar una imputación por tenencia de estupefacientes", alegó Rodríguez, y mencionó la "falta de inmediatez entre el lugar donde se produjo la detención y aquel donde se secuestró" la droga, así como la falta de "testigos hábiles en condiciones de despejar la propiedad de la misma".
Miño resolvió entonces archivar las actuaciones.
Espera. Ahora Manuel espera la resolución de la causa en la que está acusado de haber disparado contra la policía. El expediente está en manos del juez provincial Néstor Troncoso, con quien Montaño se reunió ayer después de conocer el desenlace de la causa federal.
"La investigación de Asuntos Internos ya está en manos del juez, que acaba de regresar de la feria", contó el comerciante, esperanzado en una resolución favorable del caso, en virtud de que "hay testigos que aseguraron que yo no disparé y que los policías estaban de civil", entre otros elementos.
"Quiero dejar de estar imputado en un hecho del que fui víctima. Lo que me pasó a mí le puede pasar a cualquiera", concluyó, algo más aliviado, y sin poder terminar de creer lo que vivió hace de dos meses junto con Natalia, Catalina y el bebé que finalmente nació el pasado 27 de enero.