La elección de hoy marca, sin dudas, un punto de inflexión en la gestión del gobierno nacional. Le guste o no al kirchnerismo la expresión "fin de ciclo", la convocatoria a estos comicios determina cronológica e irreversiblemente la conclusión de un modo de hacer política que dominó los últimos 10 años y que terminará, como marca la constitución, en 10 de diciembre de 2015. Ni antes ni después.
Esto no quiere decir que lo que vaya a gestarse a partir de mañana lunes sea mejor por la sola obra de la naturaleza. Si no hay aprendizaje de lo vivido, ni siquiera será totalmente opuesto. Pero que la reelección indefinida como proa de expresión para perpetuarse en el poder haya quedado sepultada por las urnas de 2013 no es poca cosa. Tal deseo incumplido arrastrará a algunos que han ejercido el poder con la convicción de ser imprescindibles, iluminados y dueños únicos de la opinión que los convertía, supuestamente, en el fiel de la balanza que pesaba a patriotas ejemplares o traidores que no merecen siquiera ser escuchados.
Hoy se llega a una elección con un no deseado componente personal: el estado de salud de la presidente. Salvo el vergonzoso sector minoritario que no tuvo ni la dignidad de condolerse con lo ocurrido, la mayoría de los argentinos desea la pronta recuperación de la mandataria y la vuelta a su cargo. Primero, porque se trata de un elemental gesto de la condición humana. Y segundo, porque esta gestión tan personalista lo reclama. El 54 por ciento de los votos que obtuvo hace dos años Cristina Fernández fue de ella con independencia de quien la acompañaba. Es más: en algunos casos, a pesar de algunos de los que la rodeaban. Por ello, provoca una innecesaria zozobra el no contar con la información técnica y completa de la evolución médica de la presidente. Se sabe que es favorable. Ahora bien, ¿en qué términos? El cerco informativo que rodea esta situación fue sobreactuado por la familia íntima de la doctora Kirchner y llevado al paroxismo por algunos hombres de estado.
Es Máximo Kirchner primero y, en menor medida, su hija Florencia quienes conversan diariamente con los médicos. Carlos Zanini, también, a manera de familia extendida. De forma escasa, el secretario general de la Presidencia Oscar Parrili. Ahora bien: ¿hace falta presenciar el gesto adusto y casi displicente del secretario de medios Alfredo Scoccimarro entregando a cuentagotas y con una formalidad indescriptible un parte médico sin admitir repreguntas? ¿No se nota en el Poder Ejecutivo nacional qué actitud diferente se tiene en el gobierno de San Juan en donde todos los días, dos veces por jornada, los médicos tratantes de José Luis Gioja explican lo que sucede y conversan democráticamente con los periodistas?
La convicción de que "el poder somos nosotros" ha calado demasiado hondo en algunos. Si ellos se sometieran a una elección barrial no obtendrían ni el piso para el repechaje. Encima, favorecen a estos trasnochados inescrupulosos que hacen circular versiones alarmistas de lo que ocurre en la residencia de Olivos llegando hasta a dar nombres y apellidos de inexistentes sucesores en el poder. Estos vergonzosos operadores disfrazados de comunicadores tendrían menos chances de inventar si algunos recordaran que la publicidad de los actos de gobierno y el acceso a la información son la base de la república.
Cinco jinetes. Antes de la medianoche de hoy se sabrá la tendencia irreversible de los resultados comiciales. Entonces, según indican los números esperados por oficialistas y opositores, quedarán consagrados los hombres que comenzarán su campaña hacia el 2015. A no equivocarse. Salvo la izquierda, el resto de los partidos se ocupó de posicionar a sus candidatos para disputar las elecciones presidenciales de dentro de dos años. Poca propuesta, poca toma de posición irreductible, poca novedad. Si hasta una de las "estrellas" de este tiempo electoral se enojó fuertemente con un periodista que en su estudio de televisión le repreguntó para obtener definiciones sobre temas como aborto, propiedad de servicios públicos o nueva ley de coparticipación. "Son tiempos de navegar sin hacer muchas olas. El maremoto de estos diez años ya cansó a la gente", definió el asesor de imagen de este hombre político.
Cuando esté concluyendo este domingo, Sergio Massa revalidará el título del dirigente más buscado de estos días. No sólo por los medios de comunicación sino por dirigentes gremiales (Hugo Moyano dejó su agenda en blanco para fijar hora y día de almuerzo) y políticos hasta hoy oficialistas. Para el intendente de Tigre viene la hora de mostrarse negro sobre blanco y definir coincidencias y diferencias sin términos medios. No hay margen para representar solamente el evidente cansancio de mucha gente por modos y formalidades del poder. Daniel Scioli pasa por su peor momento desde que llegó de la mano de Carlos Menem en la década del 90. Si el resultado es abultado a favor del Frente Renovador su futuro aparece ceñido a dos años de gobernador de Buenos Aires.
Los otros tres que surgirán expectables de las urnas de hoy son Hermes Binner, Julio Cobos y, sin que sea nombre propio, un conjunto limitado de gobernadores peronistas. El socialista afrontará la paradoja de tener cada vez más consideración a nivel nacional con buena cantidad de votos en su provincia pero con un cuestionamiento por la herencia dejada en materia de seguridad y desarrollo en Santa Fe. Binner quiere ser candidato a presidente y en su frente no tiene amenazas de otros nombres. Esto viene del radicalismo que espera reverdecer en esta jornada. Julio Cobos comienza a ser menos resistido por los sectores de la UCR que lo ven presidenciable.
Por fin, desde sus provincias, juegan mucho más que lo que pase en este octubre José Manuel de la Sota y Sergio Uribarri. El cordobés no para de repetir que ahora sí llegó su turno recordando lo ocurrido cuando Néstor Kirchner fue bendecido en 2003 por Eduardo Duhalde. El entrerriano quiere ser jefe de Gabinete de Cristina como plataforma de lanzamiento y poco le importan las encuestas sobre su desconocimiento y el ajustado resultado del 11 de agosto. Debería mirar a su colega Jorge Capitanich que cree que es tiempo de ser realistas y bajar pretensiones.
Argentina protagonizará hoy otro día de fiesta y gloria constitucional. Las mezquindades políticas no empañarán esta jornada en la que materialmente el poder reside en el pueblo y es él en que con memoria lo entregará por dos años a sus representantes. Ojalá lo recordáramos con vehemencia los que jamás ocupamos ni ocuparemos cargos públicos. El único espacio gris de este domingo sigue siendo el no esclarecimiento cabal del atentado a la casa del gobernador Antonio Bonfatti. Se espera que las detenciones de estas horas lleguen a buen puerto y que el coraje de la justicia y la política desenmascare a estos viejos conocidos delincuentes que con camiseta de fútbol, en patota de sindicatos, políticos o narcotraficantes, son casi siempre los mismos.