La actriz y vedete Claudia Fernández reconoció que "Confesiones de mujeres de
30" le demandó "dejar el físico a un lado". La artista uruguaya, que trabajó en "Maipo siempre
Maipo" y "El Champán las pone mimosas" y que dio el gran salto a la popularidad con su
participación en "Bailando por un sueño", actúa mañana junto a Mirta Wons y Fernanda Neil, a las
21.30, en el teatro Broadway, San Lorenzo 1223.
—¿Son tan importantes para una mujer los treinta años?
—Me parece que el cambio empieza a partir de los 25. Depende de la vida de
cada una. En realidad la obra se tendría que llamar "Confesiones de mujeres" porque no hay una edad
para que te pasen ciertas cosas y ciertos planteos, como la cuestión del ahora o nunca, de formar
una familia, de ser exitoso, de tener una carrera. Todos los mandatos sociales que te van
imponiendo.
—¿Cuándo considerás que fue tu gran salto a la popularidad en Argentina?
—Indudablemente a partir de "Bailando por un sueño". Si bien yo había
trabajado con Gerardo Sofovich haciendo "El champán las pone mimosas", creo que el salto a la
popularidad fue "Bailando...".
—¿Con "Confesiones..." tomás distancia de la revista?
—No, para. No descarto hacer revista el año que viene.
—¿El trabajo como vedete acaba cuando algunos atributos físicos ya no son los que
demanda el género?
—No estoy para nada de acuerdo con eso. Yo hice revista con Reina Reech y
Miguel Angel Cherutti. Reina tiene un físico espectacular y siempre está vigente, al igual que
Moria Casán o Graciela Alfano. Tiene más que ver con el carisma. Eso se puede ver en el momento de
estar arriba del escenario, o estar al frente de una obra de teatro, y lo marca quien paga una
entrada para verte.
—En el trabajo de la revista el físico es importante. ¿Creés que lo que hoy está a
favor mañana puede impedir hacer otro tipo de trabajo?
—No, me parece que no. El espectador que va a ver
“Confesiones...” puede admirar la belleza o no, pero evidentemente si vos dejás algo
más que lo físico arriba del escenario eso se transmite. Por eso trabajé tanto con la directora Lía
Jelín, para dejar el físico a un lado. Cuando el físico me dio tantos logros y me hizo conocida,
dejarlo de lado para hacer monólogos no es nada fácil. Es todo un proceso. Pero me parece que podés
conjugar las dos cosas. Cuando elegimos esta profesión es porque nos gusta que nos miren y porque
nos gusta estar expuestos. Y la devolución a la salida del teatro es muy diferente, aunque noto que
se me acercan mucho más las mujeres.
—¿Por admiración, curiosidad o envidia?
—Me pasa algo muy especial con las mujeres. Me pasa de hacer revista y que
una mujer me pregunte si me quiero sacar una foto con el marido. Eso está bueno porque yo no voy
con una postura de comehombres por la vida. No tengo una postura sexy todo el día. Si estoy
haciendo revista obviamente me muestro sexy pero no ando por la vida provocando. La mujer no me ve
como una competencia.
—Eso dicen las mujeres ¿Y qué piensan los maridos?
—Siempre con mucho respeto, ya sea hombres solteros o casados, siempre
desde la ubicación, nunca con nada zarpado ni fuera de lugar.