La Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó que la siembra de trigo alcanzará las 6,7 millones de hectáreas, 600 mil más que en la campaña anterior y 4,7% por encima de las últimas cinco campañas, indicó la Bolsa de Cereales. De concretarse esta estimación, la superficie esperada para el ciclo 2023/24 sería la segunda más alta de los últimos 22 años.
Este pronóstico contrasta con las perspectivas pesimistas que mostró el relevamiento difundido horas antes por la Guía Estratégica para el Agro (GEA), el servicio de estimaciones agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario. Los analistas de esta dependencia reportaron caídas de entre 15% y 60% en la intención de siembra de trigo en la campañ 2023/24.
El efecto de la sequía que golpeó la producción del ciclo 2022/23 y la incertidumbre climática contribuyen a que las hipótesis para la próxima siembra sean tan divergentes. Cabe aclarar también que, mientras el informe GEA se focaliza en la zona central del país, la proyección de la Bolsa porteña es nacional e incluye al área triguera núcleo, que es el sur de la provincia de Buenos Aires.
De hecho, el informe de precampaña de trigo que difundió ayer la entidad aclara que su pronóstico está supeditado a las precipitaciones que se registren en las próximas cinco semanas y a que la recuperación de las reservas de humedad permitan concretar los planes de siembra. A pocas semanas de iniciar las labores de siembra, su escenario refleja una intención de expansión del área por las perspectivas de un año “Niño”, una baja en los costos de insumos, un favorable escenario de precios y una mejora de la relación insumo/producto. Los factores en contra son las condiciones climáticas previstas para las próximas semanas, la isponibilidad de semillas e insumos y el financiamiento, así como la situación económica en general.
La GEA de la Bolsa de Comercio de Rosario difundió a última hora del jueves un estudio con las “primeras impresiones” para la intención de siembra de trigo en esta región. Estas arrojan una caída de entre 15% a 60% respecto del ciclo anterior. “Faltan lluvias que recarguen los perfiles”, dicen desde Cañada de Gómez. Desde Arroyo Dulce, los productores coinciden pero también advierten que la necesidad financiera obliga a muchos a sembrar.
Los técnicos de ese servicio de estimaciones señalaron que el 80% de los suelos de la región núcleo continúa en sequía y escasez hídrica: requieren al menos 80 a 120 mm. Es que después del cambio de escenario que se produjo con el arranque del otoño, las lluvias mantuvieron un comportamiento errático y dispar. “Las masas de aire frío y seco se impusieron con mayor frecuencia desde principios de mes”, explicó el consultor Jorge Elorriaga, quien agregó: “Por el momento los pronósticos no muestran en el corto plazo sistemas precipitantes, el cambio de tendencia está en marcha pero las soluciones pluviales están llegando más lento de lo esperado”.
Desde la Dirección de Informaciones Económicas de la Bolsa de Rosario señalaron que el éxito de la campaña triguera dependerá “no sólo una rápida salida a la peor campaña en dos décadas sino también la recuperación de una mayor holgura en el balance externo argentino de cara al 2024”.
Los economistas Emilce Terré y Bruno Ferrari señalaron ene se trabajo que si bien la necesidad económica alienta la intención del productor de sembrar trigo, tres desafíos se presentan como potenciales limitantes: la reserva de humedad en el suelo, el financiamiento y la disponibilidad de semilla en cantidad y calidad.
Un aliciente viene del lado de los precios de los principales fertilizantes nitrogenados, que se desinflaron fuertemente respecto de un mes atrás. “Mirando la historia reciente, e puede ver que en los cinco ciclos precedentes el productor argentino necesitó, en promedio, más de u$s 1.800 millones para sembrar trigo”, señalaron.
Agregaron que, en este contexto se comenzaron a cerrar “tímidamente” contratos por trigo 2023/24.