Claribel Medina debutará en Rosario con “Monólogos de la vagina”, la propuesta de
Eve Ensler construida en base al testimonio de más de 200 mujeres, junto a un elenco que completan
María Leal y Emilia Mazer y dirige Lía Jelín. La actriz, cuyo último trabajo en televisión fue
“Consentidos”, dijo que aceptó compartir por primera vez la puesta en escena porque le
gustó el “reto” de interpretar a tres personajes que van del humor a la tragedia. La
pieza se presentará mañana y pasado mañana a las 21, en el teatro Nacional, Córdoba 1331.
—¿Qué te interesó de una obra que tuvo versiones en casi todo el
mundo, incluida la Argentina?
—Sigue siendo un tema vigente, es muy interesante y divertido. Me
parece que es un texto que está muy bien escrito y desarrollado. También es muy generoso para las
actrices y agradable para interpretar. No son textos fáciles. Es el punto junto el que encontró la
directora Lía Jelín con todas las actrices que los fueron interpretando. Para mí es la primera
experiencia porque no lo hice la otra vez. Y acepté porque entiendo que es un reto muy interesante
para una actriz.
—¿Genera alguna resistencia de parte del público escuchar la
palabra vagina?
—Para nada. Justamente creo que ahí está la magia. Me parece que
tiene mucho que ver el texto y la dirección. También tiene que ver que el actor tiene la capacidad
de ponerle humor a situaciones que quizás una persona común y corriente no le pondría. Nosotros
tenemos la capacidad de burlarnos hasta de nosotros mismos sino uno no podría ser actor. Es una
obra que pueden disfrutar tanto hombres como mujeres porque no es feminista para nada. Es más, hay
un homenaje a todas las formas en que es mencionada la vagina en diferentes partes del mundo e
inclusive en Argentina.
—¿La obra reivindica un aspecto de la mujer que a veces queda
supeditada a la exposición física?
—Depende desde qué punto de vista se observe. También depende de
las personalidades de las mujeres, cómo vivieron su vida, su infancia, su comunidad o su familia.
Es algo absolutamente personal y tiene que ver la relación que una persona tiene con su sexualidad.
Entiendo que el hecho de mostrar el cuerpo en sí mismo no es una ofensa ni vulgar.
—¿Cuándo sí lo es?
—Lo que sí puede ser degradante es la forma en que el cuerpo se
muestre. Igual tanto el hombre como la mujer tienen un cuerpo divino que uno lo muestra si quiere,
y no si no quiere, además de que hay que tratar de convivir lo mejor posible con las formas de su
cuerpo. De todas maneras la obra sin embargo va más a una cuestión personal e individual que es la
relación de la mujer con su sensualidad y su sexualidad.
—¿El sexo o el amor mueven al mundo?
—No no me parece. Me parece que es el mercado el que mueve al
mundo. Pero creo que no es el sexo. Soy una romántica y quiero creer que es el amor el que sigue
moviendo al mundo.
—¿Qué saldo te deja la tira “Consentidos”?
—Fue la primera vez en toda mi carrera que trabajé con niños o en
un programa para el público infantil. Fue muy placentero. Aprendí con ellos para poder acompañarlos
porque los chicos son muy sensibles. Me gustó mucho hacer eso. Darles contención si tenían alguna
duda, miedo, estaban tristes, ofendidos o tenían ganas de llorar, ser como una especie de par.
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