Petro Poroshenko prometió ayer en su discurso de investidura como presidente de Ucrania mantener la unidad de su país, amenazado por la insurrección separatista en el este, un día después de una reunión con Vladimir Putin que despertó esperanzas de paz. Elegido el 25 de mayo con el 54,7 por ciento de los votos, el multimillonario chocolatero prooccidental de 48 años prestó juramento ante el Parlamento y sobre la Constitución y el Evangelio. En su discurso llamó a los separatistas prorrusos a dialogar y abandonar las armas, al tiempo que se manifestó a favor de la incorporación inmediata del país a la Unión Europea (UE). Poroshenko sucede al presidente Viktor Yanukovich, destituido a finales de febrero tras un baño de sangre en el Maidan de Kiev, después de tres meses de protestas proeuropeas.
El nuevo presidente tiene ahora la difícil tarea de concretar sus aspiraciones europeas, sacar a Ucrania de una recesión agravada con la crisis actual y, sobre todo, unir a un país al borde de la guerra civil. El flamante dignatario se dirigió a los habitantes del este del país, escenario de una insurrección separatista prorrusa, prometiendo descentralizar el poder y garantizar el uso libre del ruso como lengua.
Irrenunciable. Por el contrario rechazó todo "compromiso" con Moscú acerca de la orientación europea de su país y la pertenencia de Crimea a Ucrania. "Crimea ha sido y seguirá siendo ucraniana", declaró, desatando aplausos en el Parlamento, en presencia de numerosos jefes de Estado extranjeros. "Se lo dije claramente al dirigente ruso" Vladimir Putin, con el que se reunió el viernes en Francia coincidiendo con la conmemoración del Desembarco de Normandía.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo ayer que confiaba en que la crisis en Ucrania se iba a apaciguar y que no habría que imponer nuevas sanciones a Rusia.
Un socio serio para Moscú. Putin, que no ha reconocido oficialmente la victoria de Poroshenko, dijo que en general la postura del dirigente ucraniano era "justa". "Ucrania debe demostrar buena voluntad y detener la operación de represión", añadió. El presidente ruso dio la orden a sus guardias fronterizos de tomar todas las medidas necesarias para evitar cruces ilegales después de que el gobierno de Ucrania admitiera el jueves que tres de sus puestos fronterizos en la región de Lugansk están en manos de los separatistas, según las agencias rusas.
Señal esperanzadora. El embajador de Rusia en Ucrania Mijail Zurabov dijo ayer, de vuelta en Kiev por primera vez desde finales de febrero, que el diálogo propuesto por Poroshenko era "esperanzador" y los primeros contactos se podrían dar en los próximos días. "Para nosotros es indispensable detener la operación militar", dijo Zurabov citado por Interfax Ucrania, después de dos meses de enfrentamientos entre las tropas ucranianas y los rebeldes. Rusia, que consideraba ilegítimo el gobierno de transición que se instauró después de la caída de Yanukovich, tildó al nuevo presidente de "socio serio".
En la ceremonia de investidura de Poroshenko participaron el vicepresidente estadounidense Joe Biden, el presidente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy y numerosos jefes de Estado y de gobierno de Europa del este como el presidente polaco Bronislaw Komorowski y la presidenta lituana Dalia Grybauskaite.