Hugo está feliz: el viernes 28 pasado terminó su secundaria con excelentes notas
que le merecieron el lugar de escolta de la bandera. No es el único que muestra su alegría, otros 9
compañeros también completaron su 5º año. Son jóvenes y adultos sordos que escribieron un capítulo
más en el derecho a educarse. Piden que el Ministerio de Educación otorgue a la escuela los cargos
de profesores intérpretes de lengua de señas para que otros puedan seguir en carrera.
Todo comenzó hace tres años, cuando Sandra Amorelli, la presidenta de la
subcomisión de educación y cultura del Círculo de Sordos, fue a golpear las puertas de la Escuela
Media Para Adultos (Eempa) Nº 1147, de Italia 1244. El motivo era sencillo y desafiante a la vez:
que aceptaran a jóvenes y adultos sordos que querían terminar su secundario.
La petición no tuvo que esperar. "Fue un verdadero desafío, en especial para los
profesores que al principio tenían mucho miedo de enseñar sin la preparación adecuada. Pero lo
aceptamos y hoy estamos muy contentos", dice la directora de la Eempa Nº 1147, Fanny Zanotelli. Así
se incorporaron a las aulas 14 jóvenes y adultos sordos, que ahora tienen entre 21 y 40 años.
"Si yo supiera lo que sabe Hugo de matemática sería físico nuclear", bromea
Pablo. El es oyente y con sus compañeros de clase agradecen la valiosa "experiencia de integración"
que tuvieron con sus compañeros sordos.
Juanita, Andrés, Verónica e Iván lo expresan confesando que no creían que
podrían estudiar juntos oyentes y sordos, pero el tiempo los sorprendió con aprendizajes de
convivencia y respeto mutuo.
Ahora, con el título en mano, los jóvenes sordos planean seguir en carrera o
trabajando en algún oficio: Hugo en mecánica, Matías elige la computación, Javier bellas artes y
Emanuel ingresar a la Tecnológica para cursar ingeniería.
"Los profesores son muy buenos, tienen paciencia y aceptaron enseñarnos", dicen
una y otra vez los estudiantes que mostraron que la educación inclusiva es posible.
El puntapié del Círculo de Sordos tuvo un aporte sustancial de la Dirección de
Inclusión municipal, que desde hace tres años paga a tres profesores intérpretes de lengua de señas
para que ayuden a los docentes en sus clases.
Por los cargos genuinos. Pero para que el proyecto sea completo y tenga
continuidad en el tiempo la escuela necesita que esos cargos de intérpretes sean genuinos, es decir
que el Ministerio de Educación se haga cargo de estas horas de enseñanza con profesores que
ingresen por concurso y escalafón.
La demanda la hicieron durante dos años consecutivos a la cartera educativa
provincial (2007 y 2008), pero siempre escucharon respuestas negativas. "Pensamos que con esta
gestión (de la ministra Rasino) sería diferente, pero lamentablemente nos volvieron a negar estos
cargos clave. Dicen que ya hay una escuela especial secundaria (la Nº 513), pero ese
establecimiento no es para adultos", se lamenta decepcionada la directora Zanotelli.
No es para menos. La ecuación es simple: los jóvenes sordos reclamaron y
encontraron en la Eempa un lugar para terminar su secundario. La escuela pide al Ministerio el
apoyo mínimo para sostener el proyecto inclusivo y se lo niegan. Entonces, ¿quién no escucha?