Bruselas. - Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) aceptaron atrasar una semana la cumbre que tenían prevista para los próximos 17 y 18 de octubre, ante el creciente temor a que la crisis bancaria y de deuda nacional se profundice. Mientras tanto, las tensiones entre los líderes europeos por la crisis salen a la luz: Italia criticó a Alemania y Francia por decidir en nombre de los 17 de la Eurozona, y el presidente de la Comisión Europea, José Durao Barroso admitió que Grecia ingresó al euro por presiones políticas.
La nueva fecha de reunión de los líderes europeos es el próximo 23 de octubre: el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, decidió atrasar la cita para contar con más tiempo para cerrar el plan de recapitalización de la banca europea que se pretende adoptar en ese encuentro clave entre los jefes de Estado y gobierno de los 27, que irá acompañado de una reunión de los líderes de la zona euro de 17 países. El encuentro debería formalizar el preacuerdo alcanzado el domingo en Berlín entre la canciller Angela Merkel y el presidente francés Nicolás Sarkozy. Estos dos decidieron reunirse ante la creciente tensión en la Eurozona por el que se cree casi inevitable default de Grecia, que está teniendo efectos en la banca, como indica el caso de Dexia, entidad financiera franco-belga que debió ser rescatada.
"Esta nueva fecha nos permitirá concluir una estrategia para afrontar la crisis de deuda en la zona euro", reconoció Van Rompuy en un comunicado. Entre las principales medidas que los países europeos deben adoptar, destaca la recapitalización de la banca europea, considerado en Bruselas como la gran prioridad. Respecto a Grecia, el día 23 la UE podría contar ya con una imagen más clara de la situación del país, pues para entonces la "troika" de supervisores internacionales -formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI- debería tener listo su informe sobre el cumplimiento de las medidas de ajuste por parte de Atenas. Ayer, Grecia intentó nuevamente dar por cerrado este difícil procedimiento, y declaró oficialmente que "concluyó las negociaciones" con los enviados de la troika, que debería habilitar la asignación de 8.000 millones de euros, sin los que Atenas entrará en cesación de pagos en noviembre. "Después de una larga serie de negociaciones y reuniones con los representantes de la troika, hemos concluido la ronda de reuniones previstas y se espera que la misión finalice mañana (martes)", dijo el ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos. Pero las declaraciones de enviados del FMI durante el fin de semana pasado fueron en sentido contrario, en cuanto que Grecia no había satisfecho las exigencias de la troika. La impresión detrás de esta dilación para entregar una cifra relativamente baja, como 8.000 millones de euros (el tramo final de un paquete de 110.000 millones) es que Grecia de todas formas no podría evitar el default, y entonces carece de sentido darle ese dinero.
Presión indebida. El presidente de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, José Manuel Durao Barroso, admitió que los países de la Eurozona ejercieron "una enorme presión política" sobre ese organismo para que Grecia se sumara a la unión monetaria. Esos mismos países, a "través de negociaciones políticas", impidieron la aplicación de "sanciones efectivas" contra los socios que incumplían sus obligaciones fiscales. Barroso apuntó además contra los mercados financieros y sus expertos, quienes "antes subestimaron los problemas de deuda, hoy los exageran y de esta forma siembran el pánico". También advirtió de los riesgos "imprevisibles" que implica una posible quiebra de Atenas al sostener: "Si dejamos caer a Grecia existe el gran peligro de que la crisis se propague a otros países".
Italia, molesta. Otra muestra de nerviosismo llegó desde Italia, tercera economía de la Eurozona. Francia y Alemania no deben seguir tratando de resolver la crisis a través de conversaciones bilaterales que excluyen a sus socios, declaró el ministro de Exteriores de Italia, Franco Frattini. El ministro se refería a la cumbre del domingo en Berlín entre Merkel y Sarkozy para discutir la recapitalización de los bancos. "No podemos entender cuál fue el resultado de la reunión", declaró a periodistas al margen de un encuentro con sus pares de la UE en Luxemburgo. Y agregó: "Creemos que una situación global no puede ser resuelta por un eje bilateral".
El clima de disenso europeo se extiende incluso a los instrumentos a utilizar. Merkel y Sarkozy debieron acordar públicamente que el denominado Fondo Europeo de Estabilizazión Financiera (FEEF), creado para enfrentar a la crisis, no se usará para rescatar a los bancos. Sarkozy sí quería usarlo, pero Merkel se impuso. A su vez, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Vítor Constancio, pidió ayer que el FEEF, dotado con 440.000 millones de euros, se utilice para avalar emisiones de deuda de España e Italia, lo que "multiplicará" su efecto, pero no para recapitalizar bancos privados.
Estatales griegos
Trabajadores de empresas estatales griegas, incluyendo refinerías, eléctricas, puertos y operadores de servicios, se plegarán a una huelga el 18 de octubre en protesta por el recorte de sus salarios. Los recortes originalmente iban a ser sólo para empleados públicos administrativos. Pero en un cambio de última hora al paquete de medidas de austeridad, los recortes salariales se extenderán a las empresas estatales que cotizan en la Bolsa. Se establecen límites estrictos sobre el salario promedio para todos los empleadores del sector público. “Grecia se está sacrificando por los bancos europeos y el gobierno está enviando a los trabajadores a la guillotina en vez de protegerlos”, protestó Nikos Kioutsoukis, secretario general del sindicato del sector privado GSEE.