Un auto a más de 100 kilómetros por hora, su conductor con la fuerte sospecha de
ser amparado por la policía ante la presunción de que estaba borracho y un taxista de 23 años con
gravísimas secuelas cerebrales y motoras que asegura que le "arruinaron la vida". Ese fue el saldo
de un espectacular accidente que en febrero de este año protagonizaron un BMW y un taxi en
Pellegrini y Juan Manuel de Rosas. Mientras la víctima se debatía entre la vida y la muerte, en la
comisaría 1º hubo serias irregularidades. Ni siquiera se le hizo el control de alcoholemia al
conductor del vehículo particular, que además cuenta con un frondoso prontuario penal. Ahora, la
cúpula de la seccional y del Instituto Médico Legal están en el eje de un escándalo y no se
descarta que les inicien una causa por "incumplimiento de los deberes de funcionario público".
Minutos después de las tres de la mañana del martes 2 de febrero de 2010, un
taxi Chevrolet Corsa conducido por Daniel Romano circulaba por Juan Manuel de Rosas. Al doblar por
Pellegrini hacia el oeste, un BMW negro con vidrios polarizados (patente BQF 183), conducido por
Jorge Parrondo, de 40 años, lo impactó de lleno en el lateral izquierdo.
Fue tal el impulso que traía el rodado de alta gama que quedó con la trompa
destruida casi a mitad de cuadra y en el carril contrario, y el taxi hecho un moño y su conductor
en estado crítico. Se salvó de milagro, pero luego de un largo período de convalecencia quedó con
series secuelas incapacitantes y casi desamparado (ver página 4).
Engorroso. Según fuentes ligadas a la investigación, cuando el juez Correccional
Nº 3, Horacio Benvenutto, comenzó a desentrañar el hecho, quedó perplejo ante las groseras y graves
omisiones del sumario prevencional elaborado en la comisaría 1ª, que intervino en el accidente por
razones de jurisdicción.
Es que al ser notificado del choque, el magistrado ordenó de inmediato preservar
las pruebas, como la de alcoholuria (alcohol en orina) y alcoholemia (alcohol en sangre), entre
otras procedimientos de rigor. Pero esos datos nunca fueron asentados en el sumario.
Con pocos elementos y al verse imposibilitado de avanzar en el esclarecimiento
del accidente, Benvenutto decidió devolver las actuaciones a la División Judiciales del la Unidad
Regional II para que se ocupara de reconstruir el siniestro.
Pero eso no fue todo. También mandó copias al departamento de Asuntos Internos,
que se ocupa de investigar el accionar del personal policial.
Ocultamiento. Cuando LaCapital hizo la cobertura del accidente, la policía
indicó que Parrondo había sido detenido e imputado de "lesiones graves culposas". Y que durante la
mañana se le había realizado un examen de alcoholuria. Ese día, los mismos uniformados dijeron que
en las primeras horas de la mañana el hombre aún estaba "verborrágico", reservándose el derecho de
declarar en sede judicial.
Pero los exámenes para detectar rastros de alcohol en la sangre del conductor
del BMW nunca se hicieron, según confirmaron a este diario allegados al caso. La investigación del
accionar policial tras el accidente determinó que, al llegar una profesional del Instituto de
Medicina legal, le dijeron que el imputado "ya se había retirado" de la comisaría. Luego se
determinó que el hombre aún seguía dentro de la seccional y con signos de estar alcoholizado.
Eso refuerza la versión del algunos testigos del accidente, que esgrimieron que
cuando Parrondo bajó de su auto "apenas podía tenerse en pie".
Las anomalías en el procedimiento policial fueron tan evidentes que el
departamento de Asuntos Internos de la policía le inició sumarios administrativos al subjefe de la
seccional, a una oficial de turno, a una médica del Instituto de Medicina Legal y al subjefe de esa
dependencia. Y no se descarta que en los próximos días, y frente a la gravedad de los hechos,
también se les abran expedientes penales por "incumplimiento de los deberes de funcionario
público".
En tanto, el juez Benvenutto ya tiene en su poder las actuaciones remitidas por
el departamento jurídico de la policía referido a la mecánica y responsabilidades del accidente,
que provocarían el llamado a indagatoria (significa que hay elementos para imputarle el delito) del
conductor del BMW.