El fiscal federal Federico Delgado presentó ayer el pedido de juicio oral y público para los ex secretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, entre otros funcionarios y empresarios procesados, a quienes acusó de ser "cómplices" de la tragedia ferroviaria de Once, que dejó 51 muertos.
"Es evidente la complicidad de los funcionarios. Es que el Estado para inyectar fondos (subsidios a TBA) tenía que cumplir algunos pasos previstos en el contrato. Los funcionarios, privilegiando los intereses del concesionario, se limitan a llenar papeles para que formalmente los pasos parecieran cumplidos y así permitir los desembolsos. ¿El tren? El tren siguió siempre abrazado a los vientos de la fortuna, que el 22 de febrero (día del accidente) cambiaron de dirección", expresó el fiscal.
La presentación del fiscal también incluye a los ex titulares de la Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT) Pedro Ochoa y Antonio Sícaro, y el ex subsecretario de Transporte ferroviario Antonio Luna.
Acusó a todos de los delitos de estrago culposo y administración fraudulenta, este último en virtud del mal manejo que tuvieron los subsidios que recibió TBA por parte del Estado, los cuales —detalló— entre 2003 a 2010 fueron de casi dos mil millones de pesos.
Para el fiscal, los funcionarios fueron cómplices "necesarios" de la "administración fraudulenta de los fondos públicos, y esa misma inactividad formó parte de los actos concatenados que culminaron con el estrago agravado del 22 de febrero" de 2012.
El pedido de juicio también incluye a los hermanos Claudio y Mario Cirigliano, dueños de TBA, y al directorio de la empresa.
Al exponer algunos accidentes previos al de Once, Delgado graficó: "Los trenes perdían sus prendas y nadie los arropaba, quien debía arroparlo no invertía ni arreglaba nada ¿Por qué? Por la connivencia de quienes debían custodiar la integridad del armario y su contenido que miraban para otra parte".
"La tragedia permaneció en estado de latencia hasta el 22 de febrero", pero "podría haber ocurrido antes o después", agregó.
Respecto a los dueños de TBA, Delgado explicó que "al apropiarse de los fondos que el Estado destinó para mejorar el servicio dejaron a un lado el contrato" y, al hacerlo, "se olvidaron del servicio".
"Al olvidarse del servicio no invirtieron. Como no invirtieron la situación se asemejaba a una bomba que podía explotar en cualquier momento. Ello ocurrió el 22 de febrero de 2012", apuntó el fiscal.
Y agregó: "Recordemos que TBA era el concesionario del tren y que la CNRT debía controlarlo, pero había alguien por encima de ellos: la Secretaría de Transporte, que debía aplicar e interpretar el contrato de concesión".
Al pedir juicio oral también para el maquinista Antonio Córdoba sostuvo que éste, además de reconocer que el tren frenaba mal, a la par confesó que "no lo paró".
"Esto quiere decir que admitió la materialidad del hecho que trajo aparejada la violación del deber de cuidado que lo envolvía como conductor", agregó. Recordó que una pericia determinó que manejó el tren a una velocidad excesiva.
"Los hechos son fuertes, las pruebas sólidas, la instrucción fue impecable. El juicio, por tanto, debería fluir hacia la aspiración del preámbulo de la Constitución nacional resumido en la fórmula afianzar la justicia ", concluyó.
Resta que esta semana las cuatro querellas formulen sus respectivos requerimientos. Luego el juez Claudio Bonadío correrá vista a las defensas, para después evaluar si remite la causa a un tribunal oral o resuelve alguna otra medida.
“No hubo gesto de humanidad del gobierno”
Mónica Bottega, madre de Tatiana Pontiroli, una de las 51 víctimas fatales de la tragedia de Once, dijo ayer que desde el día del accidente, el 22 de febrero de 2012, “nunca hubo ningún gesto de humanidad del gobierno nacional”.
“Cuando reabrieron el andén no sabíamos que lo iban a hacer. Al menos por respeto a los muertos nos tendrían que haber avisado”, sostuvo.
“Por ahí no interesa tanto el diálogo, sino las acciones. Siempre que hay alguna exposición o algo en la televisión respecto a la tragedia no piensan que eso nace de 51 muertes. Eso nunca se ha respetado, y eso es lo que nos duele”, agregó la mujer.
En este marco, sostuvo: “Hacen anuncios de la revolución ferroviaria pero nunca se habla de las pérdidas que hubo. Es como no reconocer el problema y no hacer memoria. Y a los muertos tenemos la necesidad de tenerlos en la memoria”.