Paradojas del destino.

Paradojas del destino.
Este gobierno tiene la particularidad que algo bueno y deseable como el aumento del peso de faena, al implementarlo en forma inoportuna se convierte en una traba más.
Pretender llevarlo en forma escalonada y creciente hasta los 320 kg en el estado actual de situación nos parece una medida inconveniente. Actualmente con los 280 kg mínimos fijados para este mes de abril, se dificulta la llegada de animales para faena a los mercados y, consecuentemente, los frigoríficos seguirán trabajando con capacidad ociosa, lo que provocará más suspensiones y/o vacaciones forzadas del personal, que se traducen en más desempleo para los alicaídos integrantes del sector de carnes y ganados.
Este aumento de peso dispuesto surge de leer mal la realidad del campo argentino. Estas restricciones, aparte del tema operativo, traen efectos no deseados para la producción.
Al haber menos hacienda por no estar en condiciones de ser faenada por la nueva
limitante impuesta, traerá aparejado una menor oferta, consecuentemente al consumidor le costará
más llegar al bife. Entiéndase bien: esto no es generado por la producción, sino que es también
sufrido por nosotros. Por favor, a no llevar a engaño a nadie.
En diversas zonas ha llovido, se revirtió la peor sequía de cien años a esta parte que se
llevó consigo, amén de las desafortunadas políticas agropecuarias, a millones de cabezas. Esto
trajo campos despoblados.
El excedente forrajero del que se habla no es de calidad, su digestibilidad no servirá para
aumentar potencialmente el engorde en el momento actual.
A la biología se la debe comprender, no hacerlo es atentar contra la producción. Nosotros que
vivimos en el campo y permanecemos en él de sol a sombra, vemos que los campos que están son los
naturales y de mala calidad. Todos sabemos que al comenzar la etapa de heladas será difícil lograr
un aumento considerable de peso en esa situación. Lamentablemente, las praderas de calidad en base
a alfalfa y gramíneas consociadas han desaparecido por las impolíticas ganaderas.
Por eso nos preguntamos qué campos se habrán recorrido, qué se habrá mirado.
Es fundamental tener un diagnóstico real para actuar convenientemente.
Los aumentos de peso de faena se logran acá y en el mundo abriendo mercados, aumentando
exportaciones. Sin ningún grifo, sin operador malicioso.
Como deseamos una faena cierta y ordenada, pretendemos tener un horizonte claro.
Este es eliminar totalmente las trabas, ROE, encajes, precios mínimos sugeridos y/o
apretados, limitaciones de peso para faena, etcétera. Con el panorama claro, el infanticidio de las
reses será un recuerdo. Téngase en cuenta que en una actividad productiva como la ganadería, es
vital para poder llevarse a cabo la existencia de estímulos concretos. No prohibiciones, con esto
no llegamos a nada. O si se lo quiere de otro modo, llegamos a un estado de liquidación sin
antecedentes en la historia vacuna argentina.
Un elemento a tener en cuenta, además de abrir exportaciones, es el uso de los impuestos como
disparadores del crecimiento. No retardadores. Esto se logra con desgravaciones para los que
superen determinado umbral y también con previsibilidad indispensable en todos los sectores del
país si queremos ser una nación organizada en el tan maltratado Bicentenario. Ganadería con
políticas. Sin subsidios que se convirtieron en suicidios, puesto que eliminaron generaciones de
terneras sin que hayan podido traducir su potencial reproductivo de las razas genéticas por
excelencia para producir carne vacuna.
Creemos que lo merecemos. Sólo pedimos que se nos interprete y todos disfrutemos de nuestro
crecimiento y desarrollo, que no es otro que el engrandecimiento de nuestra querida y todavía
posible República Argentina.


