La Justicia del Chubut condenó a prisión perpetua al acusado de liderar una banda que en 2007 asesinó a dos policías durante un robo a un cajero automático de un banco, en la ciudad de Rawson, ubicado frente al Ministerio de Economía de esa provincia.
La pena recayó sobre Martín Alejandro Espiasse, de 34 años, a quien consideraron coautor de "homicidio calificado criminis causa", es decir, matar para ocultar otro delito y lograr la impunidad. El tribunal de enjuiciamiento chubutense también declaró reincidente a Espiasse, alias "Martín Lagos González".
En la audiencia final, Espiasse dijo ser inocente del incidente juzgado. La fiscal Mirta Moreno recordó que Espiasse registraba condenas en 2001, 2003 y 2007..
Sin clemencia. El hecho que se juzgó ocurrió el 15 de junio de 2007, cuando un grupo de delincuentes sorprendió a dos custodios que ingresaban al Ministerio de Economía con un maletín con 283 mil pesos destinados a la carga de un cajero automático.
En el lugar se originó un intenso tiroteo en el que murieron los policías Oscar Cruzado y Pablo Rearte.
En un primer juicio que concluyó en diciembre de 2008 fueron condenados a prisión perpetua cuatro miembros de la banda: Gastón Barrientos, Walter Di Muro, Jorge González y Evaristo Miranda. Roque Ortiz recibió 14 años y Jéssica Fernández doce.
En Mendoza. Cuando se efectuó ese trámite, Espiasse se encontraba prófugo, pero en octubre de 2010 se descubrió que estaba preso desde hacía tres años en Mendoza por un robo agravado bajo la identidad de Lago González y cuando se determinó quien era fue trasladado a Chubut donde fue juzgado.
En el anterior juicio, se estableció que Barrientos, armado con una pistola y una ametralladora, se dirigió hacia el camión blindado que había trasladado el dinero y golpeó en la cabeza al chofer, a quien le exigía la entrega de un presunto segundo maletín.
Por su parte, Espiasse redujo al chofer de un móvil policial de custodia que estaba allí, pero inmediatamente fue detenido por los policías Rearte y Cruzado y colocado boca abajo en un cantero. En ese momento, Di Muro, que estaba en el exterior del edificio, abrió fuego contra los policías y luego se sumaron los otros cómplices, que se encontraban ubicados estratégicamente en el playón del estacionamiento armados con fusiles. Entonces se produjo un tiroteo, en el que los policías fueron asesinados.
Ortiz llevó a los asaltantes a su vivienda, donde ocultaron las armas y chalecos antibalas que usaron, en tanto que Fernández trasladó el dinero robado a Trelew, el que recuperó la policía al detenerla al día siguiente.