Carlos Perciavalle está convencido de que los políticos no cumplen con su
cometido: no hacen feliz al pueblo. Por eso decidió que en "Yo Carlos", el show con el que se
presenta hoy y mañana a las 21 en el Teatro Nacional (Córdoba 1331), toma la posta y hace lo que
mejor sabe y que más le gusta: humor. "A mí me gustaba Alfredo Alcón, quería hacer un drama
espantoso, pero cuando actuaba en serio la gente se reía", contó el intérprete a Escenario pocas
horas antes de la muerte de su amigo Fernando Peña (ver aparte).
—Un poco sí, pero no demasiado porque yo estoy harto y la gente creo que
también está harta de los políticos. No voy a hacer muchos chistes políticos porque es imposible
competir con la realidad. Voy a tener un teléfono con la presidenta Cristina, pero en general voy a
hablar de otras cosas divertidas. Meterse en un teatro para escuchar a un tipo que también va a
hablar de política es un opio. Es material propio, con cosas mías, que me han pasado, otras con
China (Zorrilla) en New York, cosas de mi vida, canciones. Es un stand up, como se llama ahora.
Esto es lo que hice toda mi vida, pero ¿por qué le decíamos café concert si era stand up?
(risas).
—¿Cuál es el riesgo de enfrentarse solo al público?
—Tengo un papel con algunos temas para seguir. Como divago mucho, si tengo
un público muy receptivo me voy por las ramas y puedo llegar a hacer un show de tres horas y no
quiero. Llegué a hacer espectáculos hasta de cinco horas... espantoso... la gente se reía y como yo
me divertía me quedaba y me quedaba. El otro día me nombraron ciudadano honorario de Colonia. El
cónsul me dio no sé qué cosa, y me preguntó ¿quiere decir algunas palabras? Estuve una hora y media
hablando y la gente llorando de risa. No me pueden decir esas cosas a mí (risas).
—Es como algunos políticos que no paran por horas...
—Sí, pero con la única diferencia que yo no miento ni hago falsas
promesas...
—La televisión hoy tiene a los políticos como protagonistas en "Gran
Cuñado"...
—Eso ya lo había hecho Marcelo (Tinelli) hace tiempo. Algunas cosas y
algunos actores son geniales. Marcelo es un hombre muy inteligente.
—El ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti dijo que el humor está bien, pero
que puede banalizar las instituciones...
—Reconozco que en el primer momento yo pensé que podría haber evitado a la
Presidenta, pero el actor lo hace tan bien y con tanto respeto que me parece que todo puede hacerse
con humor. En Uruguay el programa tiene un éxito increíble y en Argentina tiene un rating bárbaro.
Me parece que mientras nos riamos, mejor.
—¿Usted lo haría?
—Yo no haría una cosa así. Yo. Creo que no me da el vuelo para tomarle el
pelo a un presidente. Sí hice a Isabelita y muchas cosas. Creo que hay una misión que los políticos
no cumplen que es la de hacer feliz al pueblo. Ya que ellos no lo hacen, que lo haga Marcelo
Tinelli que lo hace muy bien ¿No te parece? "Juro hacer feliz a mi pueblo y quedarme con algunos
milloncitos, si puedo...". Marcelo cubre ese rol, con mucho talento y además gana dinero. Lo hace
perfecto.
—¿Cómo se lleva con el drama?
—Yo hubiera querido ser un actor dramático. A mí me gustaba Alfredo Alcón,
quería hacer un drama espantoso, pero cuando actuaba en serio la gente se reía. Las mismas escenas
que hacíamos con los profesores en el Conservatorio las hacíamos con Antonio (Gasalla). Antonio
elegía siempre los papeles de mujer y yo los de hombre, con la misma letra exacta, pero con una
ligerísima acentuación. Creo que la gente se quiere reír y a mí no me cuesta nada.