Los fieles se encontraban realizando el rezo matinal de Shajarit en la sinagoga de Har Nof, en Jerusalén, cuando dos palestinos armados asaltaron el lugar y mataron a cuatro judíos antes de ser abatidos por la policía. Poco después, la imagen testificaba el horror vivido minutos antes: un cuchillo podía verse en el suelo cubierto de sangre y un tradicional pañuelo judío entre los bancos. Israel vivió numerosos atentados, pero el primer ataque mortal contra una sinagoga en Jerusalén desató la ira y conmocionó la ciudad, recordando al mismo tiempo un ataque similar perpetrado por un judío contra un lugar santo musulmán: hace 20 años, Baruch Goldstein mató a disparos a 29 musulmanes que rezaban en la Tumba de los Patriarcas en Hebrón, antes de suicidarse.