En su primer año WTA, la santafesina Paula Ormaechea no tuvo tiempo de soñar demasiado. En cuanto dio los primeros pasos y se descuidó, se subió a lo más alto del ranking entre las jugadoras argentinas (está 142ª en la general). Meses después (y hasta hoy) se ubicó como la mejor de Sudamérica. Con 20 años, la tenista nacida en Sunchales tuvo el salto de calidad que aún no logran dar otras tenistas de su generación y tiene por delante un 2013 tentador como para consolidarse en ese lugar. Mucho más si se tiene en cuenta el retiro reciente de Gisela Dulko, la mejor argentina de los últimos años.
En el medio de la pretemporada que realiza en Buenos Aires, la santafesina tuvo una charla distendida con Ovación donde analizó su año y evitó trazar objetivos concretos: "Prefiero no pensar mucho en eso porque lo que hice este año no tuvo nada de igual, pero mejorarlo no estaría mal", rió. Y se sinceró: "Me motiva ser la uno. La verdad es que es muy lindo saber que hay chicas que están mirando lo que una hace para poder estar ahí también".
—¿Qué evaluación hacés de este 2012 donde viviste cosas tan diferentes entre sí?
— La verdad es que fue un buen año, con buenos y malos resultados. Me hubiera gustado tener mejores, pero pensándolo en frío tuve muchísimas experiencias nuevas que necesitaba. Pero ser la número uno de la Argentina, jugar la Fed Cup en Buenos Aires, con tanto público y haber jugado Grand Slams, fue increíble. Fueron muchas cosas, todo suma y todavía tengo muchísimo para aprender. Por haber sido mi primer año WTA estoy muy contenta.
—¿Cuando planificaste el 2012 lo hiciste imaginando que ibas a ser la uno de la Argentina?
— No lo había pensado. Pero cuando se fue dando fue muy lindo. Desgraciadamente fue porque a Gisela (Dulko) le empezó a ir mal. Pero son situaciones que tocan y me tocó a mí pasar a ser la uno de esa manera. Por suerte sigo siéndolo y ojalá esté ahí por muchos años más.
—¿Cómo te llevás con esa responsabilidad?, ¿Te genera presión la situación?
— Al principio fue raro. De chica pensaba ser alguna vez la uno de Argentina, la uno del mundo y además. Aunque cuando se dio la verdad es que no caía hasta que todo el mundo me lo recordaba. Así que entré en razón y siento que es algo muy bueno porque hay muchísimas jugadoras a las que les gustaría estar en mi lugar. Pero también estoy trabajando mucho y de a poco el trabajo va pagando, ¿no? Es mucho mi esfuerzo, el de mi entrenador, el de mi familia y el de mis sponsors. Ser la uno es algo que me motiva. Eslindo saber que hay chicas que van mirando lo que uno hace para tratar de estar ahí también.
—¿Coincidís con que en Argentina en el último tiempo faltaron referentes?
— Sí. Incluso a Gisela (Dulko), que tuvo una muy buena carrera, con muy buenos resultados, no tuvimos muchas oportunidades de verla, digamos que le faltó publicidad. Yo, que vengo del interior, crecí viendo a las Williams, eran mis ídolas. Así es complicado tener referentes.
— Hay jugadoras de tu generación, o incluso un poco más grandes a las que aún les cuesta dar el salto que diste. ¿Por qué a las chicas del tenis argentino les cuesta tanto?
— (Risas) ¡Complicada esa pregunta! No es fácil. En Argentina no hay muchos torneos ni mucho apoyo al tenis femenino, recién hace un tiempo se le empezó a dar un poco más de bola. Es complicado viajar si uno no tiene sponsors, no hay sponsors para mujeres. Tuve la suerte de que los conseguí desde muy chica y tuve la visión de ir a jugar torneos más grandes, siempre quise más. Con mi entrenador queremos ir siempre por lo más grande, aunque los resultados no se den. Cuando uno pierde mucho se asusta o piensa que debe ir para atrás. Eso en algún momento ayuda porque cuando se pierde también se aprende. Quizás eso sea algo por lo que las chicas también paran. Más que nada por la falta de torneos en Sudamérica. Si las cosas se hacen bien desde ahora, los resultados tal vez tarden. El día de mañana ojalá haya mucha más jugadoras argentinas en el ranking de la WTA.