América latina ha tenido una adaptación forzada a la Modernidad europea ya que no
poseía algunos de sus elementos constitutivos. Españoles y portugueses, atravesados por los
dictados de la Contrarreforma, eran cualquier cosa menos modernos. Impusieron a fuego y cruz un
sistema feudal cuando en sus orígenes despuntaban la burguesía y sus sueños de república. Pero como
si fuese una paradoja del destino, a su manera los criollos terminaron siendo más modernos que
quienes conquistaron estas tierras. Los gritos de libertad e independencia fueron construyendo
sociedades que necesitaban, como un paso ineludible para esos objetivos, reconocerse a sí
mismas.
Así, por un lado la escuela, a través de sus mecanismos horizontalizantes y de
ascenso social, y por el otro los medios de comunicación, con su poder de penetración y persuasión,
edificaron una identidad propia, más cercana a esa mezcla de realidad y ficción que García Márquez
eternizara bajo la idea de Macondo que a la dictadura del mercado instalada como única versión
oficial del aquí, el ahora y el nosotros.
En ese marco histórico, que lleva casi 500 años de elaboración y 200 de
reelaboración, la posibilidad concreta de pensar con la conciencia de pertenecer a un colectivo se
ha erigido como una forma de resaltar los colores propios en el maravilloso y caleidoscópico
mosaico en que se han transformado las culturas de Latinoamérica.
Ese camino no se traza sólo a través de la fría letra de las leyes que deberían
asistirnos en la consolidación de nuestros derechos, sino con la calidez de una mirada.
Mediada por las tecnologías de ver, la provincia de Santa Fe viene fogoneando la
posibilidad de tener un canal de televisión y una radio AM bajo su órbita.
Se trata de un proyecto que, a grandes rasgos, viene corporizándose lentamente.
Lejos quedaron las palabras de exaltación que aseguraban un canal de TV para Santa Fe en abril. De
este año. Y la quimera se fue diluyendo cuando se votó la famosa ley de servicios
audiovisuales.
Aseguran desde el gobierno provincial que ahora los tiempos son los del montaje de
las nuevas autoridades de aplicación de la ley. Y que ni bien éstas entren en funciones, se
realizarán los trámites necesarios.
Mientras tanto, la Dirección de Producciones Culturales del Ministerio de
Innovación y Cultura de Santa Fe sigue sumando los ladrillos que alguna vez sostendrán la
programación de Señal Santa Fe.
Y como el que espera desespera, algunas de las producciones ya terminadas no
esperarán al ritmo de la burocracia. Si las negociaciones prosperan, en 2010 los santafesinos
veremos por los canales de aire y de cable esas imágenes: las de nosotros mismos, las de nuestras
culturas y costumbres.
Será durante el verano que quizás puedan exhibirse dos de los seis ciclos que ya
están a disposición. El primero, de 13 capítulos, se llama "Parte del plato" y está dedicado a los
placeres de la gastronomía santafesina. El segundo se denomina "La canción del lugar" que asocia
las técnicas creativas de los artistas a sus lugares de pertenencia.
Además, la provincia está en condiciones de echar mano del Canal 7, al que según
las normas vigentes y en determinados horarios, se le puede intercalar programación local.
También se están haciendo microprogramas y documentales con novedosas formas de
asociación y cooperación en pos de coproducir con especial interés en hacerlo con instituciones
públicas.
En este contexto, quizás no sea lo más importante tener un canal. "Intentamos
llegar a ese momento con un camino ganado", le gusta decir a la directora provincial de
Producciones Culturales, Cecilia Vallina. Y a lo mejor sí es importante la decisión política de
mirarnos los unos a los otros, hablar de esta tierra y de aquello que nos une.
Como lo es que son cineastas, periodistas, productores y técnicos santafesinos los encargados de
pintar los paisajes de Santa Fe, de dar cuenta de su gente y, en definitiva, de esculpir nuestra
identidad. Esta vez, no en las escuelas, sino a través de la televisión.